El zuliano terminó muy bien el 2019 y suma 13 lauros en 2020 (I. Pimentel)

El parón de actividades en La Rinconada fue muy inoportuo para el jinete zuliano Iván Pimentel (Maracaibo, 7 de septiembre de 1983), quien a sus 36 años de edad y con más de dos décadas en la conducción de caballos purasangres de carrera terminó a toda máquina el 2019 y empezó la nueva temporada con 13 fotos, a una del líder Jaime «Pocho» Lugo.

Ante el éxodo masivo de fustas, sobre todo a Estados Unidos, Pimentel es uno de los pocos pilotos de la «vieja guardia» que hacen vida en el óvalo de Coche junto con Lugo, Jean Carlos Rodríguez y Ramón Eduardo Ibarra. El látigo graduado en 1999, en la misma promoción de Santiago González, asegura que los ejemplares «están aptos» para la reanudación de las competencias y no ve descabellado un llamado a inscripciones en mayo.

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«Me parece una buena opción que haya carreras porque en el hipódromo no se han visto casos de coronavirus ni tampoco cerca de las instalaciones. Se han llevado las cosas bien y sería bueno dar la oportunidad de probar aunque sea un fin de semana para ver qué tal resulta. Eso ya queda de mano de las autoridades del INH», señala Pimentel, quien al entrar a hablar de la profesión y las nuevas generaciones de fustas resalta dos aspectos: el descenso de la competitividad en la pista y la arrogancia o irreverencia excesiva de la mayoría de los jóvenes, que no de todos, como aclara.

Pimentel luego de un triunfo con el ejemplar Aikon en la arena del hipódromo La Rinconada (INH)

«La competencia en La Rinconada ha bajado bastante, sin menospreciar a los demás jinetes. Como decía mi amigo, el fallecido Roger Rengifo, el hipismo ha cambiado mucho. Siempre lo he comentado con jinetes como Richard Bracho, Ángel Alciro Castillo y otros de esa jerarquía», indica Pimentel.

«Hoy han salido muchachos nuevos que Dios les ha dado la bendición de ganar estadísticas y ya piensan que son los mejores, son los campeones y eso no es así. El mundo da muchas vueltas», continuó el zuliano para luego ilustrar su punto.

«Ha bajado la calidad y el respeto hacia los mayores porque, por ejemplo, a mí me llama la atención Jean Carlos Rodríguez o Jaime «Pocho» Lugo y yo, aunque tenga 21 años de trayectoria, les tengo que bajar la cabeza por respeto hacia ellos. Los jóvenes de hoy en día tú les das un consejo y se lo quieren comer a uno», lamentó.

Estilo de conducir vistoso

El regreso de las transmisiones hípicas en las reuniones de La Rinconada ha dejado en evidencia el estilo de conducir vistoso y agresivo de Pimentel. La buena silla y la facilidad para estimular con ambas manos a sus conducidos y la inteligencia para capitalizar los errores de sus colegas inexpertos le dan al zuliano un «plus», sobre todo, en finales cerrados.

Ese estilo, según el fusta, «siempre ha estado allí» y es «su mayor atributo» como atleta. Al margen de las herramientas que hoy exhibe el representado por el agente Franklin Durán, la influencia de su padre, Iván Pimentel, fue decisiva al momento de inclinarse por el hipismo como profesión.

«Mi papá fue jinete y siempre me gustó. Me llevaba al hipódromo y siempre me agradó ser jinete. Si no fuera jinete hubiera sido boxeador. Siempre me ha gustado el boxeo y las artes marciales», apunta Pimentel hijo.

Luego de conseguir la matrícula y ser uno de los aventajados entre los aprendices de su promoción en el hipódromo de Santa Rita, el piloto decide venirse a Caracas siendo todavía un adolescente para conducir finasangres en La Rinconada. En su primer año destacó, pero después esa misma juventud hizo que tomara, muchas veces, el camino equivocado.

«Siempre he estado metido en la candela. Cuando llegué a La Rinconada estaban todos esos jockeys de jerarquía como Douglas Valiente, Ángel Alciro Castillo y Emisael Jaramillo. Yo vine aquí a los 16 o 17 años y ellos ya eran unos zorros viejos en la profesión», recuerda.

«En esa época también estaban Richard Bracho, Carlos Ándrés Olivero, Daniel Centeno, Jorge Gerardo Bracho, Andry Blanco e Irwin Rosendo. Y en mi primer año yo llegué cuarto en la estadística, pero luego cometí muchos errores», admite.

Las suspensiones y el resurgir de su carrera

Esos errores que reconoce el jockey marabino derivaron en múltiples suspensiones, que le restaron continuidad y la oportunidad de ganar el campeonato de jinetes. Una de las más duras fue la de 2013 que lo dejó «a pie» por dos años. Tras cumplir esa sanción, en 2016 volvió a sufrir un castigo de tres meses por ser el responsable de la rodada de su colega Franklin González, según determinó la junta de comisarios.

Por supuesto que tantos «tropiezos» en el oficio desanimaron a Pimentel, quien en otra entrevista confesó que en un momento hasta pensó en el retiro. ¿De dónde sacó la inspiración para salir adelante y reimpulsar su carrera?. Principalmente de su esposa Liany Edwards y de su pequeña hija Kamila Pimentel de 10 años de edad.

Después, en septiembre del año pasado, una victoria casi imposible con un potro que había sido desplazado y lucía perdido en la recta final, lo motivó todavía más: «Crackspeed nunca me imaginé que iba a ganar el Clásico Victoreado de 2019. Salió para la punta, había fango y el caballo se me amadrinó como buen potro. Lo saqué afuera y arrancó nuevamente. Ese caballo me inspiró para empezar a ganar carreras otra vez», resalta Pimentel.

El potro Crackspeed fue el ejemplar que impulsó a Iván Pimentel a volver a ganar carreras (José Armao)

Precisamente, el visitar el paddock de ganadores, la ceremonia de la foto junto con su familia y la entrega de los trofeos es una de las cosas que más disfruta el experimentado látigo, que, pese a las dificultades y el deterioro de la actividad en el país, subraya que las carreras de caballos siguen siendo el pasatiempo de los venezolanos.

«El hipismo gusta mucho, le encanta a la gente. Es diversión para los niños y la familia. Un fin de semana la gente se va a ver las carreras. La afición es como todo, cuando ganas eres el mejor y cuando pierdes eres un ladrón», sostiene entre risas.

Los mejores caballos y los objetivos

Al recordar los mejores cinco caballos que ha guiado, Pimentel no duda en nombrar al inolvidable Jorge Zeta, al raudo Pedrocaimán, al ganador del Simón Bolívar 2011 Squeeze Play y a las yeguas Bella Fabiana y la recordada Clase Estelar.

El campeón Jorge Zeta se impone en el Clásico Federico Carmona Perera de 2019 (Iván Pimentel)

Cuando se reanuden las competencias, el ganador de entre 550 y 600 carreras-no recuerda la cifra exacta- aspira a seguir entre los mejores de La Rinconada. Tiene la estadística entre ceja y ceja y tampoco renuncia al viejo anhelo de reencontrarse con los Jaramillo, Centeno, Leonel Reyes Ramos, Javier Castellano, Rosendo u Olivero, pero en las pistas de los Estados Unidos.

«Ese es mi mayor anhelo como jockey. Irme afuera y triunfar porque todos en cualquier profesión queremos triunfar. Eso siempre ha estado en mi mente. Que me den la oportunidad de montar en los Estados Unidos y correr aunque sea una carrera».

«Nunca es tarde. Dios está en control de todas las cosas y cuando lo va a bendecir a uno lo bendice de viejo o de joven», concluyó uno de los fustas de la «vieja guardia» que sigue dando espectáculo en cada reunión del hipódromo La Rinconada.


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