Foto: AFP

El antiguo nadador estadounidense Michael Phelps, deportista con más títulos olímpicos, viaja por todo el mundo para hablar de la condición mental de los atletas, una misión «mucho más importante que ganar una medalla de oro», subraya en una entrevista con la AFP en París.

A los 37 años el “tiburón” de Baltimore se forja una nueva carrera fuera de las piscinas. «Preferiría tener la oportunidad de salvar una vida que ganar una nueva medalla de oro», explica a la AFP en el foro Demain le sport (El deporte del mañana).

Después de años en los que escondió su depresión, Phelps dedica su nueva vida a la prevención de la salud mental de los deportistas.

«Demasiados atletas olímpicos se han suicidado, no quiero perder a un solo miembro más de mi familia olímpica», deja claro.

Fue en 2004, mientras disputaba los Juegos Olímpicos de Atenas, cuando Phelps comenzó a sufrir una depresión.

En esa cita olímpica ganaría ocho medallas, seis de ellas de oro, el comienzo de un legendario botín que concluyó en Río-2016. En total ganó 28 metales, con 23 títulos.

“No quería vivir”

«Disputar competiciones era lo que prefería. Era un tiburón, sentía la sangre en el agua y continuaba», recuerda. Temía que confesar que sufrir una enfermedad mental se convirtiera «en una señal de debilidad que podía dar una ventaja a los rivales».

«Viví un periodo en el que no quería seguir viviendo», confiesa.

Implicado en la realización del documental El peso del oro, sobre la salud mental de los deportistas, Phelps muestra su apoyo a la tenista japonesa Naomi Osaka y a la gimnasta estadounidense Simone Biles, después de que ambas reconocieran sufrir problemas mentales.

«Aplaudo a Naomi. Expresó lo que vivía en las redes sociales, con sus propias palabras. No es lo más sencillo de hacer», dice Phelps.

«Cuando vemos lo que ha pasado con Simone Biles, tuvo que soportar todo eso durante uno de los momentos más importantes de su carrera», añade el antiguo nadador.

«Muestra hasta qué punto los problemas mentales llegan en momentos inesperados, pueden aparecer de la nada», explica, chasqueando los dedos.

«Necesitamos gente preparada para abrirse y compartir sus experiencias para tirar estos muros, estas barreras que la gente construye».

«Encontrar el equilibrio»

Padre de tres niños; de seis, cuatro y tres años, Phelps tiene una vida «que no se para nunca», junto a su esposa Nicole.

«Viajo alrededor del mundo, trabajando con patrocinadores o dando charlas motivacionales», añade.

«Nicole podría explicarles que hay días en los que me levanto y me siento muy bien, y el día siguiente me levanto y es completamente diferente, por lo que para mí se trata de encontrar el equilibrio».

Además de sus conferencias, Phelps busca vías para ser él mismo, «auténtico»: «Nado, hemos construido una sala de deporte en nuestro garaje, y escribo un diario».

«Tenemos varias herramientas que yo puedo utilizar y todo esto es posible gracias al trabajo que hemos hecho para llegar a este punto», dice.

Phelps se retiró en 2016, tras haber interrumpido su carrera antes durante dos años: «Esto me permitió efectuar una transición hacia el próximo capítulo, que ahora trata sobre la salud mental».

Sobre la opción de convertirse en entrenador, Phelps despejó dudas diciendo que no hay «ninguna posibilidad» de que siga los pasos de su antiguo técnico Bob Bowman.

Lo que no descarta es tener un papel en el equipo estadounidense o en la Federación Internacional de Natación (FINA), pero «no por el momento».

A pesar de estar lejos de las piscinas, Phelps sigue la actualidad y se declara a favor de una «categoría abierta» para nadadores y nadadoras transgénero.

«Creo que debería haber tres categorías: hombres, mujeres y trans, para dar a todo el mundo las mismas oportunidades de competir», concluye.


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