La leyenda del fútbol Pelé afirmó este jueves que está «bien» y que tiene una agenda «atareada» en vista de las declaraciones de su hijo Edinho de que el astro sufría de una «cierta depresión» y no quería «salir de casa».

«Gracias por sus oraciones y su preocupación. Estoy bien. Cumpliré 80 años este año. Tengo días buenos y otros malos, eso es normal para una persona de mi edad», afirmó el Rey del fútbol en un comunicado.

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«No evito cumplir compromisos de mi agenda, siempre atareada. Sigo aceptando mis limitaciones físicas de la mejor forma posible, pero pretendo mantener la pelota girando», añadió Pelé en el mensaje, en el que enumera sesiones de fotos, encuentros y otras actividades que tiene previstas, como prueba de que se mantiene activo.

Tiene problemas para caminar

En una entrevista con la página web GloboEsporte, su hijo Edson «Edinho» Cholbi do Nascimento había afirmado el lunes que el ánimo de su padre estaba muy afectado dados los problemas de cadera que le impiden caminar normalmente.

«Está bastante frágil en relación con su movilidad. Se hizo un trasplante de cadera y no hizo una rehabilitación adecuada, ideal. Entonces, está con ese problema de movilidad, que termina acarreando una cierta depresión», dijo Edinho.

El triple campeón del mundo (1958, 1962, 1970) utiliza un andador para desplazarse y por eso «siente vergüenza, no quiere salir, exponerse, estar en la calle, no quiere hacer prácticamente nada que implique salir de casa. Está muy retraído, recluido», añadió su hijo.

En 2012, Pelé se colocó una prótesis de cadera y desde entonces se desplaza con cierta dificultad, llegando, incluso, a mostrarse en público en silla de ruedas en algunas ocasiones.

Sus problemas de salud lo han llevado al hospital varias veces en los últimos años.

La última vez fue en 2019, cuando fue internado en París y trasladado a Sao Paulo para retirarle un cálculo renal.

En 2014 O Rei estuvo internado en cuidados intensivos por otra infección urinaria que le obligó a someterse a diálisis en el riñón izquierdo, el único que le queda desde que en los años setenta le fue extirpado el derecho, debido a una lesión cuando aún era jugador.

Edinho, de 49 años de edad, fue arquero del Santos -equipo en el que brilló su padre- y estuvo preso por ser condenado por tráfico de drogas y lavado de dinero.


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