Novak Djokovic, un rey en los Balcanes
Novak Djokovic, un rey en los Balcanes (AFP)

Novak Djokovic, que acaba de hacer historia en Wimbledon al lograr un vigésimo título del Grand Slam, igualando el récord de Roger Federer y Rafa Nadal, es un auténtico héroe en su Serbia natal pero también en otros territorios de la antigua Yugoslavia.

En una región castigada por una serie de guerras en los años 1990 y que sigue padeciendo los efectos de disputas entre comunidades, los partidos del número uno del tenis mundial son, desde hace tiempo, todo un evento seguido atentamente de manera común.

Djokovic es serbio, pero en cierta medida es percibido como propio en pueblos que formaron parte de la Federación Yugoslava, que ‘Nole’ (apodo popular para la estrella del tenis) no llegó a conocer realmente porque tenía apenas cuatro años de edad cuando el país se descompuso con un conflicto bélico que provocó 130.000 muertos.

A sus 34 años, Djokovic intenta reconstruir los puentes que numerosos líderes políticos parecen preferir que sigan en ruinas.

«‘Nole’ nos representa a todos, a nosotros los serbios, pero también a nuestros vecinos croatas, musulmanes, a todos. Siempre está ahí para nosotros y eso explica su popularidad en la región», afirma Kristina Popovic (27 años), una empleada de banca en Belgrado.

En la región se recuerda por ejemplo su acción y su donativo a Serbia, pero también a Bosnia y Croacia, cuando esos países sufrieron en 2014 unas inundaciones catastróficas.

Corazón roto

Novak Djokovic escribió entonces que tenía el «corazón roto» por las escenas de evacuaciones por esas inundaciones.

«Vivan todos los pueblos de la ex Yugoslavia. Que Dios esté a vuestro lado», escribió entonces en Twitter. Ese día ganó muchos fans en la zona.

Durante la pandemia del covid-19 estuvo también ahí bien presente para ayudar a su país natal pero dio dinero también para enviar respiradores al vecino Montenegro.

Djokovic, que ha vivido durante una decena de años en Montecarlo y que según la prensa local planifica el traslado este año al sur de España, ha conservado los lazos con Belgrado, su ciudad natal. Allí acude de manera regular, cuando su calendario de competiciones se lo permite, para visitar a familiares y amigos de la infancia.

Unos días después de su título de este año en Roland Garros, en junio, sorprendió a uno de esos amigos al aparecer en su boda.

En Serbia ha realizado inversiones y posee inmobiliarias, restaurantes y, sobre todo, un centro de tenis en Belgrado, que acoge un torneo ATP 250. Ese centro es el fundamento de una futura academia del tenis a la que Novak Djokovic espera dedicarse una vez termine su carrera.

Pero no solo está el Novak empresario, sino también está el Novak «espiritual», que acude en los últimos tiempos a Visoko, un pueblo bosnio cercano a Sarajevo, en el «parque arqueológico de las pirámides bosnias».

El lugar es controvertido. Es presentado como un lugar de altísimo valor arqueológico, pero numerosos especialistas denuncian que no es así. Miles de serbios acudieron al lugar después de las tres visitas que Novak efectuó desde julio de 2020.

«Si existe el paraíso en la Tierra, es éste», declaró el serbio.

«Nuestro Novak Djokovic»

Habitantes del pueblo, esencialmente musulmanes, hablan ahora de «nuestro Novak».

«Ha hecho mucho más por la comunicación entre las personas, por nuestra comprensión mutua, que políticos que en las últimas décadas no han hecho más que dividirnos», dice Semir Osmanagic, fundador del parque.

En una entrevista en 2020, su padre Srdjan aseguró que Novak consideraba «todos los países de la antigua Yugoslavia, todos esos pueblos (…) como los suyos».

«Nunca ha hecho diferencias, sobre todo cuando había que ayudarles», explicó.

En Croacia, donde las relaciones con Serbia siguen siendo complicadas, Djokovic tiene muchos seguidores.

La prensa local recuerda a menudo los orígenes croatas de su madre y que el excampeón croata de Wimbledon Goran Ivanisevic es su entrenador.

Djokovic comienza a menudo sus vacaciones estivales en la costa adriática croata.

«He visitado muchos países, pero allí me siento realmente bien. Es la misma lengua, la misma cultura», declaró en 2019.

También apoya a deportistas croatas, como hizo en 2018 cuando ese país llegó a la final del Mundial de fútbol.

El mismo año, la entonces presidenta croata, Kolinda Grabar-Kitarovic, publicó en su cuenta de Facebook una foto con el serbio, deseando al «gran hombre y deportista» que llegara a la final de Wimbledon.

Ese apoyo de Djokovic a Croacia durante el Mundial de fútbol de 2018 provocó que el tenista recibiera algunas críticas en medios serbios y en redes sociales.

«Sé que con mi influencia, mi estatus y mi nombre puede contribuir el apoyo mutuo. Pero, ¿a quién apoyar más que a Croacia? Simplemente, siento que son los míos», sentenció entonces.


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