31 de julio de 1976. Un boxeador nacido en Machiques, en el estado Zulia, peleaba por la medalla de oro en el boxeo de los Juegos Olímpicos de Montreal. En la acera de enfrente se encontraba el alemán Johen Bachfield, quien también tenía en mente colgarse la presea de los 67 kilogramos. 

En su carrera hacia esa noche en Canadá, el zuliano dejó en el camino al cubano Emilio Correa, campeón en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. El venezolano salió sin complejos y conectó golpes siempre hacia adelante, para terminar con el brazo levantado ante el asombro del mundo del pugilismo.

En su segundo combate le tocó en suerte el yugoslavo Marjan Benes, quien llegaba a la cita olímpica con el pergamino de ser campeón de Europa. Otra vez las apuestas estaban en contra del zuliano y Gamarro, quien asedió a su contrario desde el campanazo inicial, nuevamente dejó asombrada a la afición al conseguir la victoria.

El tercer choque fue otra odisea para el zuliano. En la esquina contraria estaba el estadounidense Clinton Jackson, quien había caído en la final del Mundial de La Habana ante el cubano Emilio Correa. Jackson se vengó del antillano en los Juegos Panamericanos de México en 1975. Y otra vez Gamarro, contra todos los pronósticos, salió airoso para asegurar la medalla de bronce en Canadá.

El boxeador de Machiques estaba en semifinales y allí tenía que medirse al alemán federal Reinhard Skricek y ahora sí, con un grueso de cronistas que valoraba al joven de 21 años de edad, el guerrero nacional obtuvo su pase a la final con un claro y contundente triunfo.

Llegó la hora. El campanazo inicial estaba a punto de sonar y el alemán democrático Bachfield esperaba el inicio sin sobresaltados. Gamarro llevó la iniciativa del combate y conectó golpes más contundentes. Muchos daban por sentado que Pedro inscribiría su nombre al lado del de Francisco “Morochito” Rodríguez, cumanés que había ganado el oro en los Juegos Olímpicos de México en 1968.

Venezuela se alistaba para oír nuevamente el Himno Nacional que se interpretaría en el Fórum de Montreal. Tres de los cinco jueces dieron vencedor al alemán y los aficionados presentes, que estaban seguros de que había ganado el venezolano, lanzaron latas y monedas al cuadrilátero en lo que fue un robo para el muchacho de Machiques.

“Estoy seguro que gané”.  La afición venezolana siguió las incidencias de la pelea por Radio Continente en las voces de Luis Enrique Arias y Amílcar Gómez. Gamarro dijo en vivo y directo: “El alemán se presentó sumamente difícil, pero pienso que hice los méritos suficientes para obtener la decisión y la medalla de oro. Me sentí en perfectas condiciones a pesar de que ayer tenía problemas con las mano derecha y con el codo de ese mismo lado”.

El pasado martes en la madrugada dejó de existir en Maracaibo, a los 64 años de edad, el que fuera un oro sentimental para la afición nacional. No dio el paso al boxeo profesional, se mantuvo como entrenador hasta que un golpe certero al corazón acabó con su vida en el hospital La Coromoto de Maracaibo. Paz a sus restos.


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