Medvedev y
Foto: AFP

Finalista de las dos últimas ediciones, el ruso Daniil Medvedev cayó sorprendido ante el estadounidense Sebastian Korda en tercera ronda del Abierto de Australia, donde el griego Stefanos Tsitsipas presentó credenciales de campeón y la polaca Iga Swiatek arrasó a la española Cristina Bucsa.

En la pista donde su padre, el checo Petr Korda, ganó en 1998 este Grand Slam ante el chileno Marcelo Ríos, el número 31 del mundo superó por 7-6 (9/7), 6-3, 7-6 (7/4) a Medvedev y se aseguró el pase a octavos contra el polaco Hubert Hurkacz.

Con la caída de Medvedev y la del español Rafael Nadal en segunda ronda, es la primera vez desde 2006 que ninguno de los dos últimos finalistas del Open no están en octavos.

Con una poderosa derecha, un tenis agresivo y casi dos metros de altura que lo convertían en un muro en la red, Korda sobrepasó claramente a quien llegara al reciente exnúmero 1 del mundo.

El estadounidense de 22 años se llevó un luchado primer set en 85 minutos, avasalló a Medvedev en el segundo y cerró después de varios intentos el último tie-break.

«Un partido increíble. Sabía lo que tenía que hacer y me he mantenido en eso incluso cuando las emociones iban arriba y abajo», dijo el joven, campeón junior en Australia en 2018.

«Es un lugar especial para nosotros. Hemos tenido algunos resultados muy buenos. Ojalá pueda hacer algo mejor que los junior y hacerlo en mayores», afirmó.

La eliminación de Medvedev coloca todavía como más favorito en esta parte del cuadro a Tsitsipas, tres veces semifinalista en Melbourne y principal cabeza de serie tras las despedidas del campeón vigente Rafael Nadal y del noruego Casper Ruud.

En poco más de dos horas, el robusto tenista de 24 años despachó al neerlandés Tallon Griekspoor (N. 63) por 6-2, 7-6 (7/5), 6-3.

Imbatido este año y sin ningún set encajado en Melbourne, Tsitsipas se cruzará en octavos con el joven italiano Jannik Sinner (N. 16), que necesitó cinco sets ante el húngaro Marton Fucsovics.

Aunque parece la principal amenaza del serbio Novak Djokovic, nueve veces campeón en Australia, el griego no quiere especular. «Claro que hay favoritos. Todo el mundo lo sabe. Pero mi cabeza no está ahí», aseguró.

Inalcanzable Swiatek

Otro aspirante es el canadiense Felix Auger-Aliassime (N. 7), quien desplegó su mejor juego en Melbourne para superar por 6-1, 3-6, 6-1, 6-4 a Francisco Cerúndolo (N. 29), el último argentino vivo en el cuadro.

Después de dos partidos con inicios erráticos, el canadiense entrenado por Toni Nadal, el tío del campeón español, se llevó rápidamente el primer set ante el bonaerense.

Más agresivo en el resto y dominante con su derecha, Cerúndolo consiguió igualar, pero fue superado por Auger-Aliassime, que jugará contra el checo Jiri Lehecka, vencedor del británico Cameron Norrie.

Aprendida la lección de los batacazos de grandes nombres como Nadal, Ruud o la tunecina Ons Jabeur, la polaca Iga Swiatek inició en modo apisonadora su cruce contra la española Cristina Bucsa (N. 100).

En apenas 55 minutos endosó un inapelable 6-0, 6-1 a la española, que venía de eliminar a la canadiense Bianca Andreescu, exganadora del Abierto de Estados Unidos.

«Vi a Cristina y sabía que puede ser sólida, así que no quería que pudiera remontar», dijo la polaca, que solo concedió seis puntos en el primer set.

En octavos, la campeona vigente de Roland Garros y del Abierto Estados Unidos, que todavía no cedió ningún set, se enfrentará con la ganadora en Wimbledon, la kazaja Elena Rybakina.

La resaca del Murray-Kokkinakis

También expeditivas estuvieron las estadounidenses Jessica Pegula (N. 3) y Coco Gauff (N. 7), que solventaron sus rondas en dos sets y se enfrentarán en octavos a la checa Barbora Krejcikova y la letona Jelena Ostapenko, respectivamente.

La bielorrusa Victoria Azarenka, campeona en Australia en 2012 y 2013, pasó también ronda, mientras que la griega Maria Sakkari cayó ante una emocionada china Zhu Lin.

Fuera de las pistas, todavía duraba la resaca del épico partido entre el escocés Andy Murray y Thanasi Kokkinakis, una batalla de cinco horas y 45 minutos que terminó a las 04H05, el tercer partido con un fin más tardío de la historia.

Ante las críticas, el responsable del Open, Craig Tiley, defendió que deben «encajar los partidos en 14 días». «No hay muchas opciones», dijo.

Pero tenistas como Pegula discreparon. «Esto no es sano (…) Es algo que definitivamente debe ser abordado y cambiado», afirmó.

En cambio, Tsitsipas lo consideró inevitable, e incluso positivo para el deporte. «Creo que al tenis le gustan estos partidos porque hay una historia detrás y va a ser recordado», dijo.


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