Uno tras otro, los competidores se presentan, lanzan un grito para darse ánimos y tiran un golpe con el puño o una patada para golpear una tabla que intentan romper, antes de retirarse sin disimular el dolor.

«El taekwondo es el espíritu de nuestra nación», dice Rim Wi Sok, de 26 años de edad, quien ganó en la categoría de 71 kilogramos en el Campeonato de Artes Marciales de Mangyongdae, en Corea del Norte. 

El evento, que es igualmente el Campeonato Nacional de Taekwondo, se organiza con motivo de las celebraciones anuales alrededor del 15 de abril por el aniversario del nacimiento de Kim Il Sung, fundador del régimen norcoreano, en 1912.

El taekwondo cuenta con deportistas profesionales en Corea del Norte, país con una sociedad muy militarizada. El hijo del sucesor de Kim Il Sung, Kim Jong Il, impulsó la ideología del «songun» (el ejército primero), según la cual las necesidades de las Fuerzas Armadas son prioritarias.

En Corea del Norte, los luchadores de taekwondo entrenan a tiempo completo y acostumbran a brillar en las competiciones «internacionales», aunque este deporte está todavía más dividido que la península coreana en la que nació.

El taekwondo practicado en Corea del Norte está dirigido por la Federación Internacional de Taekwondo, la más antigua de las organizaciones de este deporte, pero que cuenta con numerosos rivales.

«Hace daño» 

Por su parte, Corea del Sur creó la Federación Mundial de Taekwondo, la única reconocida actualmente por el Comité Olímpico Internacional. Los luchadores norcoreanos de taekwondo ven así frustrado su sueño olímpico.

Las competiciones de este evento en Corea del Norte consisten en romper las tablas con suficiente potencia y precisión, en el centro, explica un guía en el Hall de Taekwondo de Pyongyang.

Sin la fuerza y la precisión necesarias, las tablas se quedan intactas. El dolor es entonces mucho más fuerte en caso de fracaso. Luego de su exhibición, muchos deportistas se van cojeando o inspeccionando sus manos o sus pies ante posibles daños.

«Es algo que hace daño. Si entrenas regularmente, te hace un poco de daño. Pero si intentas romper las tablas sin un entrenamiento regular hace mucho daño», reconoció Rim, originario de la capital norcoreana. «Si el deportista está mentalmente preparado para romper la tabla cueste lo que cueste, su mano será más firme», agregó. 


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