Copa América
Foto: Archivo

La primera fase de la Copa América de Brasil 2021 terminó como empezó, entre duras críticas a la desastrosa organización, con el césped de algunos de los estadios en mal estado y con más casos de covid-19 que goles marcados.

El torneo comenzó el 13 de junio y desde entonces los contagios por coronavirus vinculados a la competición aumentaron, en medio de un fuerte rechazo social.

Seis de cada diez brasileños están en contra de esta Copa América, según un reciente sondeo del Instituto IDEIA.

Más positivos que goles

Los problemas empezaron antes incluso de que el balón empezara a rodar con un importante brote en la selección venezolana.

Dos semanas después, el Ministerio de Salud de Brasil registra 198 casos de covid-19 relacionados con la Copa América entre los casi 30.000 test PCR realizados, según los datos divulgados el lunes.

De ese total, 57 se dieron entre jugadores y miembros de las diez selecciones, 137 corresponden a proveedores de servicios contratos para el evento y 4 a personal de la Conmebol, que incluye a árbitros, médicos y equipo logístico.

En definitiva, más positivos por covid-19 que los 46 goles anotados en los 20 partidos de la fase de grupos de la Copa América.

La cartera ministerial señaló que ya se han dado casos en las cuatro sedes: Brasilia, Cuiabá, Goiânia y Río de Janeiro.

Se desconoce el estado de salud de los trabajadores infectados y si se contagiaron con alguna de las variantes del SARS-CoV-2 más agresivas en circulación, como la gamma o la delta.

La Conmebol, organizadora del torneo, sostiene que los datos revelan la alta eficacia de los protocolos sanitarios. Afirmó que la tasa de positivos bajó desde 1,7 % al inicio de la competición hasta 0,7 % reportado el pasado día 21.

Para el presidente del órgano rector del fútbol sudamericano, Alejandro Domínguez, hay motivos para celebrar.

«Nuestros protocolos mostraron una alta eficacia, con 99% de las pruebas negativas. ¡Nos esperan más emociones en los cuartos de final!», dijo en sus redes sociales.

Desde la irrupción del virus, Brasil contabiliza casi 515.000 fallecidos y 18,5 millones de infectados, con una media diaria durante la última semana de 1.644 decesos y cerca de 70.000 casos.

Sanciones a los críticos

Desde la inauguración del torneo, llevado a las prisas a Brasil con la bendición del presidente Jair Bolsonaro, se sucedieron las críticas, especialmente desde el sector sanitario.

«Ha sido un error. No es una prioridad para el país en medio de una pandemia», sentenció a Efe el presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) de Brasil, Carlos Lula.

«Los números están mostrando que fue una decisión equivocadísima y puede tener consecuencias», indicó a Efe Dimas Covas, director del Instituto Butantan, centro de investigación médica de referencia en Brasil.

También hubo quejas de seleccionadores y jugadores, que en los días previos sopesaron un boicot que nunca se materializó.

Dos ejemplos. El técnico de la Canarinha, Tite, llegó a calificar la organización de desastrosa, mientras que el delantero de Bolivia Marcelo Martins Moreno arremetió sin tapujos contra la Conmebol.

«¿Si se muere una persona, ¿qué van a hacer? Lo que les importa solamente es el dinero. ¿La vida del jugador no vale nada?», espetó en redes sociales el goleador de la Verde.

La Conmebol no comulgó con este tipo de declaraciones. A Martins le impuso una multa de 20.000 dólares y un partido de sanción. A Tite, otra de 5.000 dólares.

«Si voy a hablar de que el campo está mal, voy a recibir multa. Si voy a hablar de que la organización fue un desastre, voy a recibir multa. No voy a hablar», dijo el seleccionador el sábado pasado.

Campos en mal estado

Tite también ha cargado sus tintas contra el lamentable estado del césped de algunos de los estadios de esta Copa América. El problema ya se repitió en la edición de 2019, también celebrada en Brasil.

Sus quejas se centraron en el Nilton Santos de Río de Janeiro y las compartió su par argentino, Lionel Scaloni. Neymar, la estrella de la Canarinha, también se ha sumado a esa corriente.

Brasil pidió incluso cambiar el feudo carioca por el Arena Pantanal de Cuiabá para su partido de cuartos frente a Chile, pero, según el portal GloboEsporte. La Conmebol rechazó esa posibilidad por problemas logísticos.

Para evitar un nuevo bochorno, la entidad cambió, en mitad de la competición, algunas áreas del césped del Maracaná, que apenas albergará la final del próximo 10 de julio. Tite ya advirtió que en tan poco tiempo el campo no estará en buenas condiciones.


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