Maradona

Diego Armando Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo cuando falleció el pasado 25 de noviembre según los estudios toxicológicos que sí detectaron la presencia de psicofármacos, informaron este martes a La Nación fuentes judiciales y de la investigación.

Los análisis que los peritos de la Policía Científica hicieron sobre la sangre y orina del exfutbolista y que le entregaron anoche al equipo de fiscales de San Isidro, que investiga las circunstancias de la muerte de Maradona, arrojaron resultados negativos en alcohol y estupefacientes, pero positivos en «venlafaxina, quetiapina, levetiracetam y naltrexona».

Fuentes de la investigación indicaron que algunos de los psicofármacos encontrados son «arritmogénicos», es decir, que producen arritmia, algo que ahora los peritos y los fiscales deberán analizar para ver si eran convenientes para un paciente con una cardiopatía crónica como la que padecía el seleccionador.

«Es tan importante lo que apareció como lo que no surgió de estos análisis de laboratorio, que a simple vista confirman que a Maradona le daban psicofármacos, pero ningún medicamento para su cardiopatía», destacó uno de los investigadores judiciales de la causa.

Fuentes médicas vinculadas al expediente explicaron que la venlafaxina es una droga antidepresiva que se utiliza para tratar trastornos de ansiedad; la quetiapina es un antipsicótico también usado para cuadros de depresión grave y algunas adicciones; y el levetiracetam es un antiepiléptico que actúa sobre el sistema nervioso central y puede producir somnolencia y disminución de la capacidad de reacción. La naltrexona bloquea el efecto de los medicamentos opiáceos y se usa para evitar la abstinencia al alcohol.

Son los medicamentos que le había prescripto la psiquiatra Agustina Cosachov, un coctel que se utiliza en pacientes con adicción al alcohol, sintomatología depresiva y, eventualmente, depresión. Entre esas drogas no aparece ninguna relacionada con el tratamiento de la cardiopatía severa que arrastraba Maradona desde hacía años. Esto podría complicar la situación procesal de Cosachov y del neurocirujano Leopoldo Luque, que lo había operado semanas antes del deceso del hematoma subdural que tenía el Diez y que, en los hechos, fungía como una suerte de cabeza del equipo dedicado a la atención del astro.

Los fiscales recibieron anoche los resultados de los estudios complementarios a la autopsia que se iniciaron el pasado 2 de diciembre en los laboratorios de la Superintendencia de Policía Científica, en La Plata.

Allí se analizaron muestras de sangre, orina e hisopados nasales para toxicológicos, pero además se hicieron estudios histopatológicos, que son aquellos que estudian en forma microscópica los órganos y tejidos, entre ellos, el corazón de Maradona, que fue extraído en forma completa y, de acuerdo con lo que observaron los médicos forenses, padecía de una «miocardiopatía dilatada» y pesaba 503 gramos, cerca del doble que uno normal.

Cuadro histopatológico

En relación a los estudios complementarios histopatológicos, la Fiscalía General de San Isidro precisó que Maradona tenía cuadros compatibles con cirrosis hepática, necrosis tubular aguda asociado a patología renal crónica, miocardiofibrosis, fibrosis subendocárdica y áreas sugestivas de isquemia aguda.

También se evidenció ateromatosis coronaria calcificada no oclusiva, pulmón de características asfícticas asociadas a patología pulmonar crónica reagudizada y la presencia de siderófagos que podrían ser compatibles con cuadro de insuficiencia cardíaca.

Y por último el cuadro histopatológico también es compatible con cirrosis, necrosis tubular aguda, glomeruloesclerosis focal, aterosclerosis, cardiopatía isquémica e hiperplasia arterial en nodo sinoauricular.

Con todos estos resultados, la idea de los tres fiscales de la causa, Laura Capra, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, es convocar a una «junta médica» interdisciplinaria para que se analice a fondo el caso y se pueda sentenciar si el deceso era evitable, si hubo mala praxis y si alguno de los profesionales que lo trataban tuvo alguna responsabilidad.

Esa junta médica también deberá determinar si Maradona agonizó durante horas -y, en tal caso, nadie le prestó atención a su sintomatología habiendo podido hacer un esfuerzo para salvarlo- o si el deceso fue producto de un cuadro agudo, intempestivo e inevitable.

La autopsia determinó que el excapitán de la selección campeona del mundo en México 86 murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».


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