Hace un lustro el nombre de Yulimar Rojas no era tan conocido como ahora. La atleta de 1,92 metros de estatura se dedicaba por aquel entonces al salto alto y salto largo (con los que había cosechado importantes éxitos), y aún no había demostrado sus mejores cualidades en una disciplina que ahora domina: el triple salto.

Todo cambió en 2015, cuando añadió esta nueva modalidad a su repertorio durante su participación en el Campeonato Nacional. En esa oportunidad obtuvo el triunfo en ambos estilos, antes de conquistar el Campeonato Sudamericano de Atletismo de ese mismo año, al ganar el oro en salto triple en su debut en la competencia. El resto es historia.

Pero antes de que la espigada atleta se convirtiera en la exitosa estrella deportiva que es hoy en día, experimentó con una serie de disciplinas de su agrado durante su infancia, incluyendo varias pruebas del atletismo, como los 100 metros planos.

Así lo recuerda Pedro Zapata, padrastro de Rojas. Él y su esposa, Yulexcis Rodríguez, apoyaron las ganas de practicar deportes de la pequeña Yulimar y la alentaron a seguir ese camino.

¿Demostró interés en los deportes desde temprana edad?

PZ- Sí, ya a los 7 años en la escuela demostró ese interés por el deporte, del primer grado hasta el sexto grado.

Foto: EFE

Zapata, que fue boxeador, tiene fresca en la memoria la época en la que Rojas jugaba en las calles del barrio donde vivían, siempre metida en las partidas de pelotica de goma, kickingball y carreras. Por eso fue que decidió llevarla a la escuela de talento del Gimnasio Luis Ramos o Domo multiusos del Complejo Polideportivo Simón Bolívar, ubicado en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.

En este recinto la pequeña entusiasta se empezó a entrenar en el atletismo infantil y a mostrar todas las cualidades que poco a poco la irían catapultando al estrellato en su campo de acción: la pista.

Un destino que hubiese sido distinto, si en el Domo multiusos contaran con entrenadores de voleibol, un deporte que también llamó la atención de Yulimar Rojas.

Pese a su talento, para que la caraqueña, nacida el 21 de octubre de 1995 y criada en Anzoátegui, pudiera tener éxito en el atletismo, tuvo primero que contar con el apoyo de sus padres y toda su familia.

La de Rojas fue una infancia de estrechez económica. En cada éxito de su carrera ha recordado cómo sufría con cada aguacero, pues su familia vivía en un rancho que amenazaba con desarmarse ante las inclemencias del temporal.

¿Qué esfuerzos tuvieron que hacer para que Yulimar  pudiera practicara deportes?

PZ- ¡Mucho sacrificio! Era difícil conseguir los recursos, y para que pudiera viajar a sus competencias regionales y nacionales tuve que pedir muchos préstamos con intereses, todo para poder costearle sus viajes a esos juegos.

“Su madre la acompañaba a esas competencias y yo me quedaba con las otras niñas (sus hermanas), y nos alternábamos”.

La mayoría de las veces Rojas iba acompañada de su mamá, “porque como eran damas, la mamá quería estar con su muchacha en esos viajes”.

De esta manera, la deportista, criada en un hogar humilde pero amoroso, empezó su transitar en el Polideportivo, donde a pesar de no haber entrenadores fijos, muchos la vieron y se interesaron en ella. Todos quisieron ser los tutores de tan prometedora pupila.

Campeona a los 15 años. Gracias a esto, en el 2011 con 15 años de edad, conquistó el primer Campeonato Sudamericano Juvenil de Atletismo en salto alto, con 1.78 metros. Eso llegó a confirmar su éxito anterior, el primer lugar de la especialidad en los XVIII Juegos Nacionales en el estado Lara ese mismo año.

Sus hazañas no culminarían allí. Tuvo un discreto 2012, en el que triunfó en los 100 metros con vallas (14.81 segundos), pero obtuvo un tercer lugar en el Campeonato Sudamericano sub-23 de Atletismo y un segundo puesto en el Campeonato Panamericano Juvenil de Atletismo.

El año siguiente participó en el Grand Prix Ximena Restrepo, en el que volvió a colgarse una medalla dorada, esta vez en salto alto y con una marca de 1.76 metros.

En 2013 también mejoró su marca personal a 1.87 metros en Barquisimeto, una ciudad que ya la había visto triunfar, e implantó un récord suramericano juvenil. Dos preseas plateadas se añadieron a su vitrina de trofeos, una ganada en el Campeonato Panamericano Juvenil de Atletismo y otra en los Juegos Bolivarianos, y quedó en el sexto lugar en salto largo, un nuevo evento que logró mejorar a 6,23 metros ese mismo año.

Sin embargo, 2014 sería el último año en que Rojas competiría en salto alto y largo, esto a pesar de los tres primeros lugares en los Juegos Suramericanos de atletismo (salto alto), en el Festival Deportivo Panamericano (salto largo) y el Campeonato Sudamericano sub-23 de Atletismo (salto largo).

Foto: EFE

La atleta, apoyada por uno de sus entrenadores, vio más potencial en el salto triple, estilo en el ya competiría en este último evento deportivo y donde se llevó la dorada en su primer torneo.

¿Qué pensaron cuándo Yulimar cambió la disciplina salto alto a salto triple? 

PZ- Pensábamos que ella iba a aprender rápido. Le habían recomendado el salto triple y nos hemos enfocados en esa especialidad.

El primer gran cetro. En 2016 demostraría que su hazaña no fue una casualidad, ya que en el mes de marzo conquistó la primera medalla de oro en un Campeonato Mundial de Atletismo en Pista Cubierta para el país, con su triunfo en Portland, Estados Unidos, donde la caraqueña registró un salto de 14.41 metros.

Este hito sin precedentes en el deporte venezolano lo logró bajo la tutela del entrenador cubado Iván Pedroso, medallista olímpico en salto de longitud, y con quien la misma Yulimar (según ha contado en varias ocasiones) se contactó vía redes sociales, y le solicitó que fuera su entrenador.

“Me dijo que seguía mi evolución, que veía mucho talento en mí. Pero que aún era un diamante en bruto”, declaró a los medios de comunicación la deportista, que un par de meses más tarde viajaría a Guadalajara a ponerse bajos las órdenes de Pedroso. Las indicaciones del cubano serían la clave del título en la competencia mundialista de Oregón cuatro meses después. 

La distancia es un tema delicado entre las familias venezolanas, y el caso de Rojas no fue la excepción. Zapata recuerda el momento en que debieron ver partir a Yulimar y relata cómo sintieron en el núcleo familiar la ausencia de “La Bicha”, como la apodan cariñosamente. 

“Sí afectó sentimentalmente. Hubo muchas lágrimas por parte de su mamá y sus hermanas, y de parte de mi persona”, indica un poco apenado. “Pero ha valido el sacrifico, porque hemos visto resultados positivos para ella, para la familia y para Venezuela”, añada inmediatamente.

¿Qué les aconseja a los padres de los atletas venezolanos de alto rendimiento para que sean exitosos?

PZ- A los padres yo les aconsejaría que apoyen a sus hijos, en todo lo bueno para su desarrollo deportivo como atleta; con constancia, con disciplina, con respeto, con amor, alejado de todo vicio. Y a los atletas, que acaten todo el apoyo de sus padres.

“Estamos orgullosos y contentos de tener una hija así, saltando esa cantidad de metros, en una competencia mundial. En una competencia de alta jerarquía como la Liga de Diamante, como en los Panamericanos, como en los Juegos Olímpicos”, dijo Zapata.

Añade que él y su esposa se sienten complacidos por haber criado a Rojas, “y por lo que ella está haciendo por Venezuela, poniendo el nombre de Venezuela en alto.  ¡Así nos sentimos nosotros!”

Tanto orgullo es comprensible. Los triunfos en el Campeonato Mundial Indoor de Atletismo Portland 2016 y Birmingham 2018 la impulsaron como una de las atletas señaladas dentro de la delegación venezolana como candidata segura a obtener medalla en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016, algo que cumplió con creces.

Con una marca de 14.98 metros, Yulimar Rojas aseguró la plata en la final de triple, solo detrás de la colombiana Caterine Ibargüen, quien amarró la presea áurea con un impresionante salto de 15.17 metros.

La rivalidad con Ibargüen. La rivalidad entre las dos mujeres apenas estaba iniciando, y el 7 de agosto de 2017 la defensora del estandarte nacional se vengaría al quedar en el primer lugar en el Campeonato Mundial de Atletismo a cielo abierto, disputado en Londres.

Rojas superó a Ibargüen 14.91 a 14.88 y trajo a casa la primera dorada en la historia de Venezuela en este evento. Además frenó la posibilidad de la neogranadina de ser tricampeona mundial, tras los títulos obtenidos en Moscú 2013 y Pekín 2013.

Recientemente en la Liga de Diamante ambas se batieron a duelo en Lausana (Suiza) y Mónaco, donde la colombiana ganó en la primera oportunidad por siete centímetros (14.57 metros a 14.82 metros) para llevarse la dorada. La venezolana tuvo su revancha con un impresionante salto de 14.98 metros. Ibargüen se quedó muy corta, con un discreto 14.33 metros de distancia.

De esta manera muestran que hay aún hay mucha tela que cortar en este duelo en particular, siendo su próximo reto los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019, que se disputarán del 26 de julio al 11 de agosto.

En el escenario peruano también competirán en el salto largo, disciplina que nuevamente retomó Rojas durante la Liga de Diamante y que lleva tiempo practicando en simultáneo Caterine Ibargüen.

Podría ser una oportunidad única para la venezolana de cosechar éxitos importantes en ambas pruebas, no solo pensando en la cita continental, sino en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, evento al que ya está clasificada desde hace casi un mes en salto triple con los 14.58 metros en Huelva, España, cumpliendo con la marca mínima (14.32 metros).

De esta manera, la pequeña que jugaba pelotica de goma y kickingball, la que corría por las calles de su barrio en tierras orientales y que soñaba también con ser jugadora de voleibol, podrá seguir añadiendo triunfos a su carrera, trofeos a su vitrina y orgullos para sus más que complacidos padres. 


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