Acompañada de su tímida hija, una niña de 9 años que da sus primeros pasos en el fútbol, Ladymar Cabrera, de la parroquia La Vega, asistió emocionada a ver a la Vinotinto femenina en el Estadio Olímpico de la UCV. Para ella, es una manera de enseñarle que el fútbol, ningún deporte, es exclusivo de hombres.
El fútbol es también Deyna Castellanos, Gaby García, Paola Villamizar, Bárbara Olivieri, Raiderlin Carrasco y muchas más.
El estadio de Los Chaguaramos estaba anoche pleno de barras, tambores y público comprometido. Poco, pero entregado para apoyar a las jugadoras dirigidas por Pamela Conti, que desplegaron un juego de toques precisos ante una agresiva selección de Uruguay, que comanda Ariel Longo.
Tras un primer tiempo igualado, las venezolanas lograron imponerse en el segundo tramo y un gol de cabeza en el minuto 56 de Gaby García, jugadora del Atlético de Madrid, marcó el resultado final del primero de dos amistosos entre ambas selecciones de cara a los Juegos Panamericanos Santiago – 2023. El próximo encuentro se disputará el 25 de septiembre.
A la hija de Ladymar le dijeron que el fútbol era cosa de niños. Pero ella le explicó, mostrándole videos de Deyna Castellanos, que en el balompié hay jugadoras grandiosas que pueden ser su inspiración.
«Es la primera vez que ve a la selección. Para mí es un orgullo como mujer porque esto da a entender que nosotras podemos jugar fútbol, correr, jugar baloncesto, nadar. En iguales condiciones que los caballeros. Lo importante es tener constancia y dedicación», dijo Cabrera abrazada de su hija.
En el partido se vio a muchos padres con niños y niñas, muchos de ellos con pancartas en las que expresaban su cariño y admiración por las jugadoras, Yenifer Giménez, Paola Villamizar y Sonia O’Neill entre las más mencionadas. Pero la emoción que Deyna Castellanos despierta está alcanzando niveles de idolatría. Cada jugada de la estelar del Manchester City recibía una ovación por parte del público y avivaba la barra de las gradas. La capitana, con su liderazgo y talento, comandó y fue artífice de la estrategia del equipo.
Norley Suárez también asistió al encuentro con su hija futbolista, de 10 años de edad, a quien llevó de sorpresa. «Es primera vez que vengo a ver a la Vinotinto femenina. En primer lugar porque tenemos que apoyar el talento nacional, apoyar al país en las cosas buenas y positivas. Y en segundo lugar porque mi hija es futbolista y ama el fútbol en todos los sentidos», explicó.
Suárez subrayó que no es sencillo tener una hija deportista. Requiere de esfuerzo, apoyo familiar, inversión y sacrificio. Le encantaría que su hija formara parte algún día de la selección: «Sería un gran orgullo. Nos tenemos que sentir orgullosos de que esas chicas sean venezolanas, nos representan y están dando la batalla».
Consideró que en el mundo ha habido una apertura respecto al fútbol femenino, cosa que, en su opinión, todavía hace falta en Venezuela. «El país no está muy preparado para eso. A nivel de logística, de administración, no se apoya tanto el fútbol femenino. En otros países sí siento que hay más apoyo. Sin embargo, como es deporte al final las cosas buenas se apoyan, sea femenino o masculino», afirmó.
Como jugó fútbol de pequeña, Andrea Levada, de 25 años de edad, dijo que tenía sentimientos encontrados al ver a la Vinotinto femenina. Para ella, el apoyo actual al balompié femenino es algo que debió ocurrir hace mucho tiempo y que todavía cuesta. «Me encontré personas en la fila diciendo que esto no era la gran cosa. Creo que poco a poco el apoyo va a ir escalando. Las muchachas se lo merecen».
Su jugadora favorita es Deyna Castellanos. Aseguró que sigue la carrera de la delantera desde que estaba pequeña. «Ahora verla jugar es un sueño. Ha sido verla desde que tenía 200 seguidores en Twitter, que nadie sabía quién era, hasta ahorita que es conocida internacionalmente. Es muy grande eso», dijo.
Tanto dentro como fuera de las tribunas hubo un grito unánime cuando Gaby García anotó el gol de la victoria. En el área de comidas y bebidas, había un televisor que la gente podía mirar mientras esperaba para comprar cervezas. Tras el tanto de la centrocampista, el público comenzó a saltar con perro calientes y bebidas en manos. Dentro se escuchó un grito que hizo parecer que el estadio estaba completamente lleno.
Las jugadoras sintieron el apoyo de la gente. García, al terminar el encuentro, dijo que sintió al público muy involucrado desde el minuto uno, algo que, subrayó, les hacía falta: «Estar en casa, y más con el público dándolo todo. Fue un plus para nosotras no bajar los brazos y seguir luchando».
Reconoció que no fue un partido sencillo, sobre todo en el primer tiempo. En la segunda parte, explicó, hubo una mejora y tuvieron más tiempo el balón. «Tuvimos muchos minutos buenos, tocamos la pelota, hicimos nuestro juego y mejoramos. Hay que ser sinceros. Hay mucho que mejorar, pero creo que vamos por buen camino y el partido de hoy fue muy luchado y trabajado», dijo.
Castellanos, ovacionada junto a sus compañeras cuando salía del estadio por un grupo de fans que las esperaron, afirmó que no esperaba menos de la gente no solo con ella, sino con todas las jugadoras. «Muy agradecida con todas las personas que vinieron a vernos, espero que se vayan a dormir tranquilos hoy tanto como nosotras después de esa victoria que sufrimos bastante. Pero pudimos lograrla», expresó.
En cuanto a lo que significa enfrentarse a Uruguay, señaló que La Celeste es un equipo que nunca se rinde y que es extremadamente físico. Una de las cosas, continuó, que han trabajado desde que Conti entró a la selección, en 2019, es el trabajo físico como profesionales.
«Sentirnos profesionales y llegar en condiciones de profesionales. Creo que hoy se demostró eso. Luchamos hasta el final. Esa es una de las cosas que me hacen sentir orgullosa del equipo. Creo que lo que nos faltó hoy (ayer) fue hacer más goles y entender mejor el partido», concluyó Castellanos.
