Superliga

¿Será viable económicamente la Superliga? ¿Podrá generar cerca de 10.0000 millones de euros dentro de unos años como se anuncia? Pese a que el banco estadounidense JP Morgan va a financiar el proyecto que pretende ocupar el lugar de la Liga de Campeones, su financiación levanta todavía dudas.

Una liga cerrada no es sinónimo de prosperidad

El postulado sobre el que se basa la futura Superliga, anunciada este lunes por doce de los clubes más importantes de Europa, según el cual se generarán más ingresos que la actual Liga de Campeones (que reparte entre los clubes cerca de 2.000 millones de euros anuales), parece más una apuesta que una garantía.

«La viabilidad financiera no está absolutamente garantizada porque se haga una liga con los mejores clubes», asegura Didier Primault, economista del Centro de Derecho y Economía del Deporte, dependiente de la Universidad de Limoges (este de Francia).

Si se toma como ejemplo la Euroliga de básquetbol, «80% de los clubes que participan generan déficit» recuerda Primault, pese a que el nivel deportivo sea muy alto.

El ejemplo de los campeonatos profesionales norteamericanos llama también a la prudencia. Por ejemplo, pese a que las franquicias de básquet de la NBA generan actualmente beneficios, «no era el caso hace diez años, donde solo algunas franquicias salían bien paradas», argumenta el economista.

«Lo que aporta una liga cerrada es la seguridad financiera con respecto a las inversiones; no hay peligro ni riesgos», explicó por su parte Tim Bridge, del gabinete Deloitte.

«Algunos de los doce clubes (fundadores de la Superliga europea) están actualmente en una situación económica complicada (por la pandemia), es el motivo por el que buscan una mayor estabilidad financiera para el futuro», insiste Tim Bridge.

¿Y los derechos de TV?

La mayoría de los ingresos de la Superliga saldrán de los derechos de televisión, siguiendo el modelo financiero de la actual Liga de Campeones, que obtiene de la televisión 80% de sus ingresos (y cerca de 15% de los derechos de marketing). Pero por ahora existe un gran misterio alrededor de esta cuestión.

No ha trascendido ningún acuerdo para la difusión del nuevo torneo, ni ninguna fecha para una futura licitación, aunque los organizadores cuentan evidentemente con estos ingresos televisivos.

Vistas las cifras anunciadas, con 3.500 millones de euros (4.200 millones de dólares) para distribuir entre los clubes fundadores e ingresos que superarán los 10.000 millones a largo plazo, hay mucho en juego en este apartado.

Los principales difusores europeos ya están comprometidos con la actual Liga de Campeones, por lo que se podría abrir en breve una nueva ventana o incluso dar paso a una refundación de un sector en plena agitación.

«Los actores clásicos como las televisiones están perdiendo terreno, o en todo caso no van a ser forzosamente los líderes en esos mercados», anticipa Didier Primault.

Según los expertos, aún quedan partes del mercado para nuevos actores como los GAFA, los gigantes de internet, como Google, Amazon o Apple.

«(Los clubes) no deben forzosamente buscar los 10.000 millones en el Viejo Continente, pueden mirar hacia Asia, por ejemplo», explica igualmente Magali Tézenas du Montcel, delegada general de Sporsora, organización que agrupa a los actores de la economía del deporte en Francia.

«El temor que yo tengo sobre ese producto es la infrecuencia. Partidos entre el Barcelona y el París SG hay de vez en cuando. Si se convierte en frecuente, puede perder interés», añade.

¿Un Estado mecenas?

Varios medios barajan la hipótesis de un socio que no haya salido aún a la luz, pero que podría unirse más tarde.

«Imagino bien que debe de haber socios interesados, multinacionales o actores económicos apoyados por Estados que hagan de ello una herramienta de soft power«, explica Didier Primault.

Con frecuencia sale en las conversaciones Arabia Saudita, vía su Fondo Público de Inversión. «No sería sorprendente», admite el economista.

«Después, empezar una competición con Arabia Saudita como mecenas, personalmente me crea dudas. A los clubes les preocupa su imagen e imagino que es mejor llevar el logotipo de la UEFA que el de Arabia Saudita», concluye Primault.


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