Real Madrid
Foto Archivo

Carlos Eduardo Abrantes (Brasil, 1971), conocido como Cacau, es el director de Escolinha de Flamengo, donde Vinicius (19 años de edad) empezó a formarse. Considerado su descubridor, habló con el diario AS para analizar el pasado del madridista y su gran momento en el Real Madrid.

—¿Vio el Clásico?

—Sí, ¡claro! Todos estamos muy contentos por Vini.

—Lo que se le achaca es que le cuesta marcar. ¿De pequeño hacía muchos goles?

—Muchos, muchos, muchos. Siempre era el pichichi de todas las competencias que jugaba, siempre se llevaba los trofeos de máximo goleador.

El gol ahora le resulta más difícil

—¿Por qué ahora le resulta más difícil?

—Es una cuestión de dejarle jugar. Con minutos el jugador gana confianza y los goles llegan de forma natural. Si ha cogido confianza sin jugar, estoy seguro de que con continuidad marcará muchos goles.

—¿Le ve mejorando?

—Seguro. Si tiene oportunidades y puede jugar, destacará, como en la pasada temporada, y así mejorará en todo, incluidos los goles.

—Vinicius empezó a jugar en su Sao Gonçalo natal. ¿Cómo es?

—Se trata de una ciudad con mucha gente, el segundo municipio de Río de Janeiro. Es de personas muy humildes, con muchas carencias, donde la mayoría de las personas residen en ella pero tienen que trabajar fuera.

Vinicius lejos de su padre

—¿Les pasaba eso a los padres de Vinicius?

—La madre se quedaba en Sao Gonçalo y el padre se fue a trabajar a Sao Paulo, en otro estado. Era técnico de instalaciones. Ella llevaba al niño a los entrenamientos y cuidaba de esas cosas.

—¿Es una zona peligrosa?

—Sí, sí, mucho. Ahora, más que en aquella época. Hay mucha pobreza también. Es una ciudad que necesita mucha inversión pública y tiene muy poca.

—¿Cómo llegó Vinicius a su escuela?

—Le trajo su padre a entrenar.

—¿Por qué en la suya?

—Porque se lo aconsejó un amigo de ellos. También ayudó que fuera una escuela de Flamengo porque la familia era flamenguista, es el club de su corazón.

—De allí se fue al Mengao.

—Sí, estuvo con nosotros de 2006 a 2012. Hablábamos continuamente y de los 10 a los 12 años se entrenaba en la cantera de Flamengo y en la escuela.

—¿Cómo fue la primera vez que le vio?

—En nuestra escuela, a la que llegó con seis años. Desde los primeros entrenamientos llamó mucho la atención de la gente, y eso que entrenaba con chicos mayores que él. Con siete años jugaba con los de nueve con mucha soltura.

Vinicius, un niño suelto, rápido y tímido

—¿Qué tipo de niño era?

—Era un chico totalmente suelto y muy rápido en el campo, pero muy tímido fuera, hablaba poco… Después comenzó a soltarse. En el campo ya llegó muy suelto (risas).

—Usted le ayudó a él y a su familia.

—Le conseguimos la mochila para entrenar porque tenían dificultades económicas. Vimos el desparpajo que tenía y le ayudamos cuanto pudimos. También con algunas botas, aunque los padres siempre acababan arreglándoselas y luego consiguió un contrato con Nike. El resto lo hizo su familia, que se volcó con el tema del transporte, sobre todo cuando empezó en la cantera de Flamengo. Su padre y su madre lo arreglaban todo, son importantísimos en su carrera.

—¿A quién le recordaba Vinicius?

—Siempre fue un jugador muy rápido, con unas características muy propias de él mismo. No se le puede comparar. Tomaba decisiones muy rápidas, actuaba con velocidad. No tenía comparación por eso. Quizá, de niño, por su forma de jugar, su rapidez, a Robinho, pero no es comparable. Como ahora: Vinicius es Vinicius.

Sus sueños: El Real Madrid y Brasil

—¿Cómo quién quería ser?

—Soñaba con convertirse en jugador profesional tanto del Real Madrid como de la Selección brasileña. Eran sus objetivos de vida, y uno lo está consiguiendo cada día ya y seguro que va a seguir haciéndolo en Brasil, después de su debut.

—¿Era del Madrid?

—Era de Flamengo, pero hablaba del Madrid y de Cristiano Ronaldo. Los niños se fijan mucho en la Champions y sus equipos más destacados.

—¿Qué decía la gente de él?

—Todos se quedaban muy impresionados con su velocidad y lo rápido que decidía: los padres de otros jugadores, los entrenadores de otros equipos le elogiaban siempre… Era el mejor jugando con otros chicos más grandes.

Detalles ya siendo profesional

—¿Ha tenido detalles con ustedes siendo ya profesional?

—Siempre que jugaba en Flamengo, desde la base, venía a la escuela con los trofeos que ganaba, volvía para hablar con los niños y con sus padres, les contaba sus experiencias… Siempre nos ha tratado con mucho cariño y le tenemos mucho cariño también.

—¿Hablan a menudo?

—Siempre que viene a Brasil nos habla y, si puede, viene a la escuela, aunque ahora por sus compromisos es más difícil. Siempre que puede nos atiende. Y siempre vamos hablando también por teléfono.

—¿Ha estado en Madrid?

—Sí, el año pasado. Nos quedamos en su casa diez días. Estuvimos ahí, fuimos a varios partidos… Fue una experiencia buenísima. Su familia y él siempre nos han tratado con mucho cariño.


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