La actriz Josie Harris, ex esposa del boxeador Floyd Mayweather y con quien tuvo tres hijos, fue encontrada muerta en su casa el 9 de marzo pasado. La mujer, de 40 años de edad, fue hallada sin vida en su casa de Harris, en Valencia, California. Estaba dentro de su carro y sin respuesta en sus signos vitales.

Harris y Mayweather estuvieron juntos durante 15 años, entre 1995 y 2010. La pareja tuvo tres hijos, Koraun, Jirah y Zion. Y también se vio marcada su relación por los distintos actos de violencia por parte de Floyd Mayweather.

Por ese motivo, Koruan, su hijo mayor, un día tuvo que salir de su casa corriendo para que pudieran ayudar a su madre por los golpes que le estaba dando su padre.

Mayweather le pegaba a su esposa delante de sus hijos

Todo se hizo público en 2010, cuando Harris confesó que Mayweather le pegaba de manera recurrente frente a sus hijos. El boxeador llegó a cumplir dos meses de cárcel por sus actos de violencia de género.

Antes del trágico desenlace, Harris dejó por escrito algunas de las palizas que le había propinado el boxeador. En un extracto del libro que pensaba publicar, se puede leer «casi me mata» luego de golpearla con dureza delante de sus tres hijos de 7, 9 y 11 años de edad.

Harris detalló que Mayweather la había agarrado del pelo mientras dormía, la había arrastrado por toda la habitación «como una muñeca de trapo», antes de golpearla repetidamente en la cabeza al grito de «te voy a matar».

Como consecuencia de los hechos, Josie tuvo contusiones, una conmoción cerebral y un esguince en el brazo izquierdo. Además de eso, en estos escritos inéditos, Josie explica cómo conoció a Floyd con 16 años de edad, mucho antes de que él se hiciera famoso y cómo el boxeador se fue volviendo violento con ella.

El fragmento completo en el que habla de la paliza

«Mis ojos se abrieron al sonido de mis propios gritos. El dolor me atravesó el cráneo cuando levanté la vista y vi a Floyd. Él sostenía la parte de atrás de mi cabello, parándose sobre mí con una mano, golpeando la parte de atrás de mi cabeza con la otra, arrastrándome fuera del sofá y tirando de mí por toda la habitación. Los muebles en la sala de estar cayeron después de lanzarme como una muñeca de trapo.

Floyd, escucha a tus hijos. Estás haciendo esto frente a tus hijos. Me estremecí ante el dolor agonizante que sentía en mi cabeza y grité nuevamente hasta que me dejó ir. Antes de que pudiera decir algo, Floyd volvió a apretarme el cabello y me golpeó la nuca. Estaba decidido a darme una lección. Podía verlo en sus ojos. Cuando me senté, me agarró del brazo y me lo retorció a la espalda. Abrí los ojos cuando él agarró mi cabello nuevamente. Sentí que me estaba sacando el cuero cabelludo del cráneo. Me puse ambas manos en el pelo, tratando de aliviar el dolor».


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