Cueva Zuloaga. Foto: Simy Rodríguez

Los alrededores de la antigua estación El Encantado, la primera central hidroeléctrica que le suministró electricidad a Caracas, localizada en el municipio El Hatillo es una excelente alternativa para quienes les guste el montañismo, la escalada y sobre todo descubrir tesoros naturales escondidos.

Este rincón oculto en Caracas, que parece haber quedado anclado en el tiempo, se ha convertido en un lugar atractivo para los amantes de naturaleza y el ejercicio al aire libre. Aquí se descubre además un pedazo de la historia de la ciudad. Allí quedan silenciosas las antiguas y valiosas instalaciones que en algún momento le sirvieron a la ciudad para poder iluminarse.

El Encantado fue la primera central hidroeléctrica que suministró energía eléctrica a la capital del país. Fue la primera en su tipo en América Latina y la segunda del continente. Sus funciones comenzaron en agosto del año 1897 bajo la administración de la Compañía Anónima Electricidad de Caracas, fundada en 1895, por el ingeniero Ricardo Zuloaga.

Este trozo de historia se ubica al pie del Peñón de las Guacas, uno de los mayores atractivos de los alrededores de la hidroeléctrica por su conglomeración rocosa. Se encuentra en la zona conocida como el Cañón del río Guaire, una de las laderas de este peñón por donde pasa, al este del Hatillo, en el estado Miranda.

El recorrido de la antigua hidroeléctrica y sus alrededores son variados en cuanto dificultad, tiempo y descubrimiento, queda al gusto de cada quien y por supuesto de sus condiciones físicas.

Quienes quieran hacer este recorrido deben llegar a la pollera Hermanos Mayor. Allí se toma un camino que lleva hacia las montañas.

La hidroeléctrica es la primera parada

La primera parada, y la de más fácil acceso por su bajo nivel dificultad, es donde se encuentra la parte más histórica del lugar, en la que están los restos de las turbinas de la primera central hidroeléctrica del país.

Restos de la primera central hidroeléctrica. Foto: Simy Rodríguez

El Peñón de las Guacas es quizás el más conocido por su encantador paisaje. En él se combinan las laderas de una gran roca, donde hay una pasarela, junto a la orilla del río Guaire, haciendo de esta una panorámica excepcional para aquellos a los que les encanta admirar la naturaleza.

Asimismo, un más adelante se encuentra la Cueva Zuloaga, donde como en todas las cavernas del trópico habita buena cantidad de murciélagos -únicos mamíferos capaces de volar- y el olor a amoníaco impregna el ambiente. Cabe acotar que esta última parada es para los más arriesgados. El recorrido para llegar exige una buena condición física y un poco de experiencia en montañismo es necesaria.

El tiempo de duración del recorrido hasta la Cueva Zuloaga es de aproximadamente cinco horas y media, ida y vuelta.

Peñón de las Guacas. Foto: Simy Rodríguez
Cueva Zuloaga. Foto: Simy Rodríguez

Para hacer el recorrido

Alejandor Vetancour, residente de la zona por más de 35 años y amante del montañismo, visitó los alrededores del sector por primera vez hace más de 30 años. Hace dos meses volvió. Su objetivo ahora es despertar el interés de las personas en querer conocer este lugar.

«Volví a visitar el y me quedé enamorado porque es un sitio histórico en el que estás en total catarsis. El espacio estaba totalmente abandonado y por iniciativa de varias personas que comenzaron a asistir se empezó a limpiar la zona. Inclusive el paso que hoy día existe para la Cueva Zuloaga se le abrió hace un mes», dijo.

«El sector se ha repotenciado comercialmente por las visitas a la antigua hidroeléctrica», apuntó Vetancourt.

En los caseríos aledaños al sector venden de todo: coco frío, jugos,  bebidas energizantes, agua mineral, conservas de coco, dulces e incluso hasta sopas que hacen más confortable el paseo.

«El sector se ha repotenciado comercialmente por las visitas a la antigua hidroeléctrica», señaló Vetancourt. Foto: Simy Rodríguez

Vetancourt, al igual que diferentes guías de la zona, se ha encargado de reconocer el lugar así como labrar los caminos más complicados para facilitar el acceso de los visitantes y enseñarles las maravillas que se esconden en este rincón de la ciudad.

Las personas que se animen a descubrir el lugar pueden contactarlo a través de su cuenta de Instagram @alejandrobemba. Vetancourt organiza ad honorem los recorridos, da recomendaciones para hacer el paseo mucho más placentero, así como guía y cuenta la historia del lugar.

El recorrido de la antigua hidroeléctrica y sus alrededores son variados en cuanto dificultad. Foto: Simy Rodríguez

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