Nunca cuatro semanas habían durado menos.

El plazo de un mes que se dio el pasado domingo el COI para decidir si aplazaba o no los Juegos Olímpicos de Tokio quedó finalmente reducido a 40 horas, las que pasaron entre aquel primer comunicado y el anuncio hecho este martes por el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

«Japón, como país anfitrión, bajo las actuales circunstancias, ha propuesto que el COI estudie si se pueden aplazar cerca de un año los Juegos para que los atletas puedan tener las mejores condiciones. Thomas Bach me respondió que está de acuerdo en un ciento por ciento», afirmó Abe en una comparecencia ante la prensa, tras su conversación telefónica con el presidente del COI.

Cuatro semanas por 40 horas

Las ‘actuales circunstancias’, era innecesario citarlas, son las trágicas consecuencias de la pandemia de coronavirus que recorre el mundo, con 388.000 contagiados y más de 17.000 muertos, cifras que crecen día a día. Y con efectos ineludibles en la preparación y la clasificación de los deportistas para los Juegos de Tokio.

Estaba previsto, según indicaron a Efe fuentes cercanas al COI, que este organismo y el comité organizador de Tokio 2020 emitiesen un comunicado conjunto confirmando la demora de, aproximadamente, un año. Pero Abe se adelantó. En su casa, en su residencia oficial. En la ciudad que recibió en 2013 el encargo de organizar los Juegos de 2020 y que ahora tendrá que prolongar un año sus tareas. Abe puso rostro y voz a la gran decisión: los Juegos serán en 2021.

«Más allá de 2020 pero no después del verano de 2021». Ese es el período acordado por las partes para celebrar los Juegos. Las fechas concretas serán solo uno de los miles de detalles que el COI y sus socios deberán ahora negociar.

Lo importante es salvar vidas

Por causas ajenas a su voluntad. Como mal menor. Con la llama olímpica como una luz al final del túnel. Porque lo importante es salvar vidas humanas y las consideraciones financieras no son prioritarias. Se agolpan los lugares comunes sin que ninguno deje de ser cierto.

«Un desafío sin precedentes» tanto para el movimiento olímpico como para toda la humanidad, destacó Thomas Bach en una teleconferencia de prensa.

«Nunca hemos visto que un virus se expanda de esta manera por el mundo», destacó el presidente.

Eran muy fuertes las voces que pedían el aplazamiento y, sobre todo, las que consideraron el plazo de cuatro semanas una agonía insoportable para los deportistas. Posponer las fechas parecía lógico, demorar la decisión un mes era incomprensible.

A finales de 2020 no estaba garantizado el fin de la pandemia

Entre las distintas fechas para reubicar los Juegos, Tokio y el COI han elegido 2021. «Para salvaguardar la salud de los deportistas, de todas las personas involucradas en los Juegos y de la comunidad internacional». Pensar en un aplazamiento más breve, a finales de 2020, no había garantizado el fin de la pandemia para entonces.

Los deportistas dispondrán ahora de, aproximadamente, un año para retomar los torneos de clasificación y recuperar la forma perdida por la inactividad a la que les ha obligado el coronavirus. Los que estén al final de sus carreras podrán hacer el esfuerzo de añadir unos meses adicionales. Celebrar los Juegos en 2020 habría sido peor para ellos.

Los Juegos volverán a compartir hoja en el calendario con la Eurocopa y la Copa América de fútbol, como estaba previsto para 2020.

Ahora toca recomponer la agenda de competiciones de 2021: en julio estaban previstos los mundiales de natación, también en Japón (Fukuoka), y en agosto los de atletismo en Eugene (EE.UU.), entre otras muchas pruebas.


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