Henry Blanco sigue su ascenso como técnico en el mejor beisbol del mundo. En 2018 tuvo nuevo equipo, los Nacionales de Washington, y una mayor responsabilidad, como coach de bullpen. En cosa de un lustro, ha pasado por tres organizaciones y tres roles diferentes, siempre requerido por sus nuevos patronos, siempre con un desafío adicional.

Acaba de regresar de Japón, donde formó parte del cuerpo técnico del conjunto de estrellas de las Grandes Ligas que se midió con una selección de jugadores del archipiélago. Y ahora, casi en la recta final de la ronda eliminatoria, intenta meter en los playoffs a los Bravos de Margarita, el elenco con la nómina más modesta en la LVBP, al que un grupo de jóvenes brazos ha mantenido en la pelea.

Cada día suma herramientas en su proceso personal. “Quiero seguir aprendiendo”, dice, y sostiene que una vía para ello es combinar las enseñanzas de la tradición con el aporte de las estadísticas y el nuevo análisis.

Siendo un muchacho, no pudo dormir la noche en que un error suyo le costó un triunfo a los Leones del Caracas. Pero hoy nada le quita el sueño, ni las derrotas, siempre y cuando sus dirigidos se hayan entregado por completo en el terreno.

-¿En qué has cambiado, en qué eres diferente como coach y manager, si es que has cambiado en algo?

-Obviamente uno madura en todos los aspectos. En el trato a los muchachos, en las situaciones de juego, en el manejo del bullpen, en la estrategia. Uno va aprendiendo sobre todo eso, poco a poco. No todo se aprende de un día para otro. No es lo mismo jugar que estar del otro lado. Mucha gente me dice: “¿De qué te preocupas, si jugaste tantos años?” Pero es que son demasiadas cosas. Antes, uno se preocupaba por el pitcheo y por el bateador. Ahora son muchas cosas más; están las estadísticas, lo que dicen los números, las situaciones de juego… gracias a Dios, tengo un staff que me ha respaldado. Pero lo más importante es que quiero seguir aprendiendo. Quiero ser un manager completo. No sé si algún día lo seré, pero sigo tratando de aprender.

-¿Puedes explicarnos la diferencia entre ser un quality coach, tu cargo con los Cachorros, y un coach de bullpen, como fuiste este año con los Nacionales? ¿Y qué has sacado de esos roles?

-El quality coach tiene de todo un poco. Debes tratar de participar en los reportes, prepararle todo a los demás coaches, participar en el terreno, lanzar en la práctica. Es un paquete que incluye muchas cosas. En el bullpen se es más específico. Cada trabajo tiene su responsabilidad, pero sentí este año que allí la responsabilidad es mayor. Debes saber quiénes son los lanzadores elegidos para cada noche, quiénes no pueden, cuántos pitcheos lanzó cada uno en la noche anterior y cuántos hizo en el bullpen. Todas esas cositas me ayudaron a seguir aprendiendo. Este cargo tiene un poquito más de responsabilidad, tienes que estar en control de todos los lanzadores. Es un trabajo que me encantó.

-En esas reuniones diarias del cuerpo técnico, ¿qué aporta el coach de bullpen? ¿Qué ves tú que no ven los demás?

-Obviamente la cantidad de pitcheos, cuántas veces levantas a un relevista en el bullpen, si se levanta dos veces por inning…

-Esa estadística no se lleva, pero siendo un detalle apenas, es también un aspecto importante para saber cuánto cansancio acumula un monticulista.

-Así es. Porque si levantas a un pitcher dos o tres veces en el bullpen, y no lanza, ya sabes que no lo puedes usar más tarde en ese juego. Hay muchas pequeñas cositas que la gente no sabe, pero que todos los días debemos considerar con el manager y el coach de pitcheo.

-¿Disfrutas tanto esta carrera como técnico, en comparación a como disfrutabas el juego?

-Hay similitudes, porque cuando era jugador me gustaba ayudar a mis compañeros, enseñar a los más jóvenes, me gustaba ganar. Y en esas cosas, hoy hago lo mismo. En esas pequeñas cositas, es muy parecido.

-Y la presión de ganar o perder, ¿la disfrutas o te molesta? Porque con un pelotero no es igual que con los managers. A veces no es justo, porque un piloto puede hacer los movimientos correctos, sin que sus hombres ejecuten en el terreno. Y al final, el que perdió fue el manager.

-Son los riesgos que corre un manager. Pero mientras uno esté preparado, mientras cuentes con un grupo decidido a ganar, no puedes sentirte mal. No, cuando te entregas por entero. No todo en el beisbol va a salir como uno cree o quiere. Por eso, a los peloteros yo solamente les pido que se entreguen al ciento por ciento. Con eso, es suficiente para mí.

-¿Te ha pasado que una mala racha te haya impedido dormir en las noches, literalmente?

-No son muchas las veces. Los ganados y perdidos siempre van a existir. Pero mientras demos el todo por el todo en el terreno, podrás dormir tranquilo. Aunque hayas perdido.

-¿Y como jugador sí te pasó? ¿Alguna vez te quedaste sin dormir por un slump, por alguna situación en especial?

-Una sola vez, cuando hice el error en la primera final Caracas-Magallanes. Pero muchos compañeros me apoyaron en ese trayecto de Valencia a Caracas, especialmente Omar Vizquel. Uno, como novato, sin experiencia, pensaba que eso era el fin del mundo. Gracias a Dios, me pude levantar y pude olvidar ese momento, y seguir adelante.

-Entonces no eras catcher, eras tercera base. De aquellas enseñanzas de otros jugadores, del apoyo que te dieron en momentos como ese, y de la disciplina de los managers de antes, que manejaban de manera férrea a los equipos, ¿qué tienes tú? ¿Te manejas entre esas dos aguas? ¿Qué sacaste del Vizquel que te enseñó a aceptar los errores, siempre que hubiera entrega, y qué sacaste de los pilotos disciplinados en extremo?

-Un poco de todo. Obviamente, el beisbol ha cambiado mucho. Pero trato de enseñar también esos aspectos de disciplina que veía. Es una combinación de ambas cosas: hacer entender a los muchachos, por ejemplo, por qué es importante llegar temprano al estadio.

-¿Te gusta el beisbol como se juega hoy en día? ¿Te apasiona o te desapasiona esto de estar pendiente de tantos detalles, de tantos estudios que bajan desde las oficinas, para apoyar la labor del dugout?

-Fíjate que me gusta. En el nuevo beisbol hay tantas estadísticas, tantos números, tantas cosas de las que hay que estar al tanto. De todo eso se aprende. Pero lo que más uno disfruta está en el terreno, la forma en que se entregan los muchachos.

-¿Y se puede aplicar ese nuevo beisbol en el Caribe? ¿Los Bravos pueden hacerlo? ¿Existen recursos suficientes en nuestra pelota?

-Muy poco. Hemos avanzado bastante y sabemos que en el Caribe no somos tan profundos. Debemos trabajar con lo que tenemos.


5 campañas en las mayores

Henry Blanco no tuvo pausa. Luego de dos décadas de carrera, para la temporada de 2014 debió elegir entre buscar otro contrato como jugador o aceptar la propuesta de los Diamondbacks de Arizona, que le querían como coach asistente de bateo. Le dijo que sí a los ofidios y desde entonces ha ido subiendo. Joe Maddon le ofreció para 2015 el cargo de quality coach, con los Cachorros de Chicago, y Dave Martínez se lo llevó este año a los Nacionales de Washington, como coach de bullpen. Son cinco campañas para un currículo que se va expandiendo.



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