El centrocampista de Croacia Luka Modric destacó la demostración de “carácter” de su equipo al eliminar este sábado a Rusia en los penales en los cuartos de final del Mundial, después de haber hecho lo propio con Dinamarca en octavos.

En declaraciones a FIFA.com, el elegido como mejor jugador del partido reconoció que el encuentro ante los anfitriones (2-2 al término de la prórroga y 4-3 en penales) fue “otro drama” para los balcánicos, después del suspense vivido frente a los daneses.

“No jugamos bien en la primera mitad. No controlamos el partido como queríamos y lamentablemente no pudimos ganar el partido antes”, analizó Modric.

La estrella del Real Madrid, sin embargo, destacó que los jugadores croatas mostraron “mucho carácter”. Croacia, que llega por segunda vez en su historia a una semifinal mundialista, 20 años después de Francia-1998, se jugará contra Inglaterra el pase a la final.

“¿Inglaterra? Estamos en semifinales. Vamos a disfrutar el partido. Tenemos que descansar y prepararnos bien”, declaró Modric al ser preguntado por su próximo rival.

Croacia venció en unos épicos cuartos de final a una Rusia amplificada por una hinchada eufórica y volverá a las semifinales que tanto soñó tras sobrevivir al infierno que le diseñaron los anfitriones y, de nuevo, al drama de los penales.

Antes debieron emerger del purgatorio ruso tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario y 2-2 en la prórroga. El equipo anfitrión se había adelantado en el minuto 31 gracias a un sublime tanto de Denis Cheryshev desde fuera del área.

Poco importó que después igualara Andrej Kramaric (39), con los locales convirtiendo la segunda parte en el mismo páramo donde se suicidó España en octavos. Ya en la prolongación, pareció que el cabezazo de Domajog Vida (101) abría por fin la puerta de las semifinales que Croacia lleva idealizando desde su tercer puesto de 1998, pero las certezas no duran en este Mundial, empeñado en destruir el orden establecido, y más con la anfitriona en campo. Solo así se explica que en el minuto 115, con todo el pescado vendido, el brasileño Mario Fernandes saltara más que nadie para igualar un partido que se resistía a morir.

Le costó a Rusia meterse en este Mundial al que llegaba desconfiada por una selección que llevaba ocho meses sin ganar y que llegaba última del ranking a su propia fiesta.


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