Con su hablar pausado y palabras mesuradas, no es de extrañar que Christian Rivas haya sido uno de los jugadores más efectivos de Estudiantes de Mérida en la conquista del Torneo Apertura 2019 el domingo 30 de junio pasado, tras 18 años de sequía.

Nacido el 20 de junio de 1997, el mediocampista defensivo de 22 años de edad formó parte de la generación sub-20 que acabó siendo subcampeona del mundo en Corea del Sur 2017, pero, a pesar de haber participado en todo el proceso de preparación, una lesión en enero de ese año lo alejó del Suramericano de la categoría y de la Copa del Mundo donde la selección vinotinto dejó buenas sensaciones de la mano de Rafael Dudamel.

Sin embargo, el fútbol le dio una nueva oportunidad a Rivas, que tuvo su venganza personal al ser uno de los pilares en la gesta del conjunto estudiantil, que consiguió titularse en el estadio CTE Cachamay de Puerto Ordaz ante Mineros de Guayana por el partido de vuelta de la gran final.

Un encuentro en el que el arquero Alejandro Araque se llevó los reflectores por las salvadas que realizó durante los 90 minutos, además de los 3 disparos tapados en la tanda de penales que decidió todo.

No obstante, la labor defensiva de Christian también fue importante para decidir el campeonato desde los 12 pasos.

“El juego fue bastante bueno, porque peleamos por mantener el arco en cero, lo importante era sostenerlo y conseguir el gol o llegar a los penales”, indicó Rivas, quien también resaltó la importancia de las indicaciones de José “Buda” Torrealba, asistente técnico del entrenador del conjunto académico Martín Eugenio Brignani, y que tuvo que remplazar al argentino en el banquillo durante el duelo decisivo, debido a la suspensión del timonel (que tuvo que ver el encuentro desde la tribunas).

“Torrealba nos recordaba la misma idea que veníamos trabajando. Sabíamos que no era lo mismo que con el profe Brignani, pero siempre pensábamos en nosotros mismos y nos mantuvimos concentrados en todo momento”, recalcó el jugador del medio campo.

Estudiantes de Mérida fue uno de los equipos considerados candidatos antes de que iniciara la campaña 2019, debido a que había entrado en la liguilla final en los dos últimos torneos cortos (Apertura y Clausura 2018). Sin embargo, se le hacía esquivo el pase a la final, algo que estuvo a punto de ocurrir en esta oportunidad.

Después de dejar en el camino al Aragua Fútbol Club en los cuartos de final, el académico cayó 0-1 en Mérida ante el equipo más regular del semestre: Carabobo FC, a pesar de mostrar mejor juego. Parecía cuesta arriba la clasificación a la final de Estudiantes, que tenía que remontar en Cabudare, estado Lara, fortaleza durante el Apertura de este año para el granate.

Rivas admitió que la derrota en casa fue un momento difícil: “Pero nunca dejamos de pensar en la final. Sabíamos que de visitantes éramos bastante fuertes, y sostuvimos nuestro objetivo que era salir campeón”. Para el joven merideño la gesta se logró debido a que son «un grupo bastante bueno»: «Una familia, competíamos sanos y gracias a Dios se dio el título”.

Sobre el futuro de Estudiantes de Mérida en el balompié local, Rivas asegura sin inmutarse que “ha despertado un grande del fútbol venezolano”, y que ahora es que queda oportunidades para representar de la mejor manera al equipo, que tiene dos estrellas en su camiseta y espera bordar la tercera al finalizar el Clausura 2019.


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