Cuando un aficionado intenta ingresar a la tribuna B del hipódromo La Rinconada, el personal de seguridad lo revisa. si lleva un bolso también lo ve y si no está vestido con un jean y una camisa, lo envía a la minúscula entrada que sirve de acceso a la tribuna A.

Lo de exigir un código de vestimenta no es nuevo. Al fin y al cabo, la B siempre fue la entrada para propietarios e invitados especiales, que en los tiempos de gloria del cosode Coche solían asistir a las carreras como una actividad social, donde coincidían desde políticos hasta figuras del espectáculo.

Hoy en día ese código de vestimenta, más allá de que sea una costumbre en el espectáculo hípico, no está acorde con el estado de las tres tribunas del hipódromo, que este año celebró 60 años de fundado. Baños sucios, escaleras mecánicas sin funcionamiento, escombros, techos destrozados y pocas taquillas habilitadas es el panorama habitual para cualquier visitante que quiera asistir a La Rinconada.

Los graderíos, al parecer, no han entrado, al menos en profundidad, en el plan de mejoras del hipódromo que promociona el actual presidente del INH Antonio “Potro” Álvarez en las redes sociales del ente. Para ser justos sí se notan algunos avances en áreas específicas del coso caraqueño.

Al entrar con el vehículo, la estatua de Burlesco, los accesos al estacionamiento y las caballerizas muestran una mejor cara e incluso ciertas áreas verdes de los alrededores se ven bien cuidadas. El paddock descubierto tuvo una nueva refacción este año y se mantiene vistoso al igual que la mayoría de los jardines de la pista.

La información sobre las reuniones de carreras se ha agilizado en la cuenta Twitter del INH y se ha intentado dar una promoción deportiva al espectáculo, que tuvo quizás su máxima expresión en la Gala Hípica del mes pasado y posiblemente pueda aprovechar la proximidad del clásico Simón Bolívar en un par de semanas para intentar motivar a la afición a que asista. El problema llega cuando ese aficionado pasa la revisión y entra en la tribuna A o B.

Tribuna A no tiene ni taquillas ni baños cómodos

La tribuna A siempre fue el lugar de reunión de muchos hípicos, que subían al tercer piso-donde se obtiene una mejor visual de las carreras- para ligar a sus ejemplares. En ese piso solía haber al menos dos hileras de taquillas habilitadas con al menos tres o cuatro taquillas abiertas. Eso desde hace años no existe.

De hecho, hay que recordar que la instalación sirvió por mucho tiempo de refugio para damnificados, que después de años fueron reubicados y, lamentablemente esa zona sufrió muchos daños en su estructura que hoy se mantienen. Sillas rotas, escaleras sin pasamanos son parte del mobiliario. Y en todos los pisos apenas hay baños portátiles. Los demás quedaron inhabilitados.

Lo de las taquillas para una casa de juego es inconcebible. Apenas hay un par de máquinas azules para el sellado del 5y6 y, pese al anuncio del desalojo de los banqueros de todos los accesos del hipódromo , los otrora llamados “chicos malos” todavía se mantienen. Son más discretos eso sí. Se les ve con koalas, sobre todo en los pisos superiores, y fingen ver la Gaceta de la que reciben el dinero de sus habituales clientes.

En la salida hay apenas una puerta mínima, incluso para reuniones de mucha asistencia como la de la Gala Hípica o la del clásico Fuerzas Armadas del 5 de julio. Nunca abren los portones y generan un apretujamiento y empujones entre los aficionados que bien pudiera producir al menos un accidente. Muchos optan por saltar el portón para salir.

Puerta cerrada de la A la B

La puerta lateral de la tribuna A que permite acceder a la tribuna B se mantiene cerrada y solo es abierta cada cierto tiempo cuando los agentes de seguridad interna lo disponen.

En el primer piso de la B funciona solo el baño de damas. El de caballeros no funciona. Hay tres taquillas habilitadas allí, donde ahora se puede apostar en dólares. La tasa que manejaban era de 19 mil bolívares por dólar, pero no parece ningún negocio esa “jugada”.

“¿Si apuesto en dólares me pagan en dólares?”-pregunta un aficionado con Gaceta en mano-. La taquillera le responde que solo le devolverá en moneda verde lo invertido y lo demás-la ganancia- se lo pagará en devaluados bolívares.

Es decir, usted juega 10 dólares gana 20 y solo tendrá de vuelta los 10 dólares, los otros 10 se le pagarán en moneda local al cambio del día. Tampoco hay vuelto para este tipo de inversiones.

En el segundo piso también hay taquillas y un baño para caballeros muy sucio. Con urinarios arrancados, aunque milagrosamente había lavamanos y agua.

Acceso lateral abierto de la B a la C

A diferencia de lo que pasa en las tribunas A y B, el acceso lateral de la B a la C en el hipódormo está abierto y sin nadie de seguridad que obstaculice el paso. En el primer piso apenas hay una máquina azul para jugar el 5Y6. No hay taquillas habilitadas, pero sí hay un sanitario más sucio que el de la B. Tiene también urinarios rotos, pero los lavamanos los desvalijaron. Allí no hay agua.

Las dos taquillas de los pisos superiores si no aceptan moneda estadounidense. Arriba un vendedor de papitas le pregunta a un aficionado como desorientado si quiere apostar un caballito. Seguramente es un enviado de algún banquero que se ubica en uno de los bares abiertos.

Techos y paredes destrozadas, escaleras mecánicas sin funcionamiento y escombros completan el panorama repetido de las tres tribunas del hipódromo. El mantenimiento y las refacciones para hacerle al público más amable la experiencia de asistir a las carreras de caballos, al menos por ahora, se quedaron en el aparato.


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