Mercedes hoy domina con mano de hierro la F1, aplastando los últimos seis años, pero antes tuvo que convencer a un piloto como Lewis Hamilton de que ese carro que veía perdiendo y consumiendo cauchos como si fueran de papel, sería capaz de aplastar a todos, según el diario Marca.

No fue la primera vez. La primera entrada de la firma alemana en la F1, para aplastar como hace ahora, vino precedida del fichaje del que entonces era el mejor.  El argentno Juan Manuel Fangio llegó para pilotar un auto que solo era humo en 1954, el W196.

Lauda sedujo a Hamilton

Si en 2012 fue Lauda el encargado de seducir a Hamilton para sacarle de McLaren, medio siglo antes fue el mítico Alfred Neubauer el que se acercó a Fangio, campeón ya, para hablarle de las bondades de un vehículo que estaba solo en un papel.

Muchos le tildaron de loco al ir a Mercedes en 2013.

«Herr Neubauer, no soy un conejillo de indias, ¿quién me garantiza que su nuevo auto no es un completo desperdicio?», le dijo el argentino. «Le juro que nuestras ‘flechas plateadas’, mandarán al resto de coches a la lona», fue la respuesta del Toto Wolff de entonces.

Ganar con un auto que no lo hizo Schumacher

Lauda usó otro truco con Hamilton en una charla a las 2 de la madrugada en un hotel de Singapur, cuando Lewis le dijo algo similar, ya que salía desde la pole con su McLaren.

«Si sus carros no ganan, ¿para qué me voy a mover yo a Mercedes?». Y Niki usó el argumento de la grandeza: «Si eres capaz de hacer ganador un auto que Michael Schumacher no ha podido, serás una leyenda». Funcionó.

Fangio, en el 196 con las ruedas por fuera

En ambos casos, que de hecho son las dos únicas aventuras del gigante de Stuttgart en la F1, Mercedes aprovechó dos cambios en el reglamento para subirse la cima. En 2014 los nuevos motores híbridos en los que la casa alemana tanto había invertido.

En 1954, fue la llegada de los nuevos motores de 2.5 litros, capaces de entregar casi 300 CV de potencia utilizando tecnología no vista y que ahora populariza Ducati en las motos, como el sistema desmodróomico de válvulas.

Fangio dio el OK, pero tuvo que esperar dos carreras en 1954 a ver si había acertado. Las corrió con Maserati (eran otras épocas) y las ganó. El Wagen 196 apareció flamante en Reims, completamente carenado, con chasis tubular, y el argentono disparó la flecha de plata hacia una victoria total, con los rivales entrando en meta a 8.3 kms (como dos vueltas de ventaja actuales en cualquier trazado).

El ‘tren Mercedes’.

La cosa es que Fangio no pudo repetir en Silverstone porque no podía ver las ruedas delanteras y le faltaba feeling.

Así que Mercedes, casi como hace hoy, fue capaz de sacarse un auto B con las ruedas liberadas para la cita de Alemania, con la que de nuevo ganó, y ganó el título alternando el Streamline on el Open-Wheeler, el 196 normal y el 196S. Cuál es más bonito de los dos es algo que sigue siendo tema de debate.

Repitió corona en 1955 junto a Sterling Moss a su lado, con tantos dobletes como los de Hamilton y Bottas, tanto que los rivales les llamaban el ‘tren Mercedes’. Lograron 8 victorias, 8 poles, 9 vueltas rápidas y 17 podios, casi todo lo que había disponible en los campeonatos de entonces.

Solo el horrible accidente en Le Mans, con otro coche derivado del 196, y que costó la vida a 83 personas, puso fin a esta aventura que regresó en 2010. Con otro gran piloto difícil de fichar como Hamilton, pero que, como Fangio, arriesgó a ser conejillo de indias y ganó la apuesta.


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