Luego de 296 días de aquella final en Madrid, los dos equipos más importantes de Argentina volvieron a encontrarse por la Copa Libertadores.

Con el triunfo de River Plate sobre Boca Juniors por 2-0, el estadio Monumental fue el escenario de una gran fiesta del fútbol sudamericano y mundial.

Ante 70.074 espectadores, con una recaudación récord que superó los 120 millones de pesos (poco más de 1,9 millones de euros) y con localidades agotadas desde hace diez días, el superclásico argentino fue noticia por el fútbol y su habitual color.

Otra vez la lluvia. En la previa las condiciones climáticas volvieron a ser protagonistas, como en aquella ida de la final del año pasado en la Bombonera cuando una lluvia torrencial obligó a postergar el primer duelo decisivo de la Libertadores 2018.

En esta oportunidad, la madrugada del martes registró nuevamente lluvias y ráfagas de viento con la tradicional ‘sudestada’ del Río de la Plata, pero con el correr del día el cielo se mantuvo nublado, aunque sin precipitaciones, lo que nunca hizo peligrar la disputa del encuentro.

Las puertas se abrieron pasadas las seis de la tarde, poco menos de media hora de lo estipulado y el público ‘millonario’ fue poblando las tribunas desde muy temprano.

El primero en ingresar en las platea Belgrano fue Jorge (47 años), que llegó desde Ushuaia -la ciudad más austral del mundo- y, por la ansiedad, estuvo en el estadio Monumental desde las 9 de la mañana junto a su hijo Sergio (19 años) a la espera de la apertura de las puertas.

«Esto es único y desde que salimos campeones de América en Madrid le prometí a mi hijo que si volvíamos a jugar con Boca en una instancia definitoria de la Libertadores íbamos a viajar para compartir esta pasión… y aquí estamos», le contó Jorge a Efe, emocionado.

Mucha seguridad. Luego del antecedente con el autobús de Boca en el Monumental el 24 de noviembre pasado, el Comité de Seguridad determinó más de 1.700 efectivos de la policía y seguridad privada para la custodia de este superclásico y apresuró la llegada de los planteles más de dos horas antes del inicio del encuentro.

Mario, de 57 años, esperó por el paso del autobús de la visita y luego procuró ingresar al estadio no sin antes confesar a Efe que era un ‘infiltrado’ porque su corazón le pertenecía a Boca.

«Mi mejor amigo es fanático de River y está de viaje. Me llamó hace diez días y me ofreció su abono. Luego de meditarlo durante algunos días me decidí y aquí estoy», contó Mario con una sonrisa cómplice.

La previa, empañada por el fallecimiento de un simpatizante de 51 años por un ataque cardíaco en el Puente Labruna, tuvo un punto final con el ingreso de los equipos al campo de juego acompañado por una lluvia de fuegos artificiales y un espectáculo de luces.

Explosión con los goles. En el comienzo del partido hubo una primera explosión de las tribunas con el penalti sancionado por el árbitro Raphael Claus que el colombiano Rafael Santos Borré convirtió en gol.

La tensión fue la reina de la noche porque si bien el público del ‘Millonario’ se tranquilizó con la diferencia inicial, la instancia de semifinal de superclásico y el legendario e histórico rival de toda la vida enfrente generaba que los tiempos de cánticos y silencio se alternaran.

El segundo gol de Ignacio Fernández marcó el inicio de un festejo que dejó rojas las gargantas de los simpatizantes locales y ardidas las palmas de tanto aplaudir para reconocer el juego y la entrega de sus jugadores.

«Esta es una victoria impresionante. Volvimos a demostrarle que somos superiores y mucho mejores que ellos. Ahora nos toca ir a terminar esta serie a la Bombonera», dijo Aldo, de 67 años, al retirarse del estadio.

Si bien la definición de esta serie semifinal de Copa Libertadores será el 22 de octubre en la Bombonera, los hinchas de River dejaron el estadio Monumental con ovación para el técnico Marcelo Gallardo con el ya característico ‘Muñeco, Muñeco’ y empezaron a festejar a cuenta.

Es que el ‘Pueblo Millonario’ con la coronación de Madrid fresca del año pasado quedó muy cerca de volver a eliminar a Boca Juniors y quedar de cara a la final de Copa Libertadores en Santiago de Chile en busca de su quinta corona de América.


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