España ya apura las horas para el partido decisivo del próximo domingo en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 mientras rebusca su equilibrio defensivo, vulnerable en la primera fase frente al contragolpe de Portugal o Marruecos, el mismo plan al que enfoca Rusia, su siguiente rival.

En la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 solo concedió tres goles, los tres en la primera ronda de grupos, ninguno en las eliminatorias, igual que en el Mundial de Suráfrica 2010, con dos tantos en contra, y que en el torneo continental en Polonia y Ucrania en 2012, con un solo tanto recibido en seis encuentros.

Ahora ha sufrido cinco goles en Rusia 2018 y sólo ha mantenido su portería a cero en dos de sus últimos ocho encuentros, en el duelo de la segunda jornada contra Irán y en el último amistoso previo a la competición, frente a Túnez (1-0), ya en Krasnodar.

En el resto, desde noviembre de 2017, sí, aunque no perdió: 3-3 con Rusia, 1-1 con Alemania, 6-1 a Argentina, 1-1 con Suiza, 3-3 con Portugal y 2-2 con Marruecos, estos dos últimos ya en la fase final mundialista.

Tanto el equipo luso como al africano enfocaron al contragolpe, a los huecos que deja España sobre los costados cuando ataca y pierde el balón en campo contrario -una situación que le ha pasado 135 veces en el actual torneo-. Portugal lanzó el 50 por ciento de sus ataques por la izquierda y el 39 por la derecha; Marruecos, el 44 por ciento por el flanco zurdo y el 39 por el diestro.


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