trofeo de la Copa del Mundo
Foto: KARIM JAAFAR / AFP

Miles de trabajadores migrantes, a los que Qatar debe mucho en la construcción de los estadios, formaron largas colas el viernes para ver el trofeo de la Copa del Mundo de fútbol, expuesto en el país organizador del Mundial-2022.

En su última salida pública antes del torneo (21 de noviembre-18 de diciembre), el trofeo de la Copa del Mundo fue expuesto en un estacionamiento cercano al principal estadio de cricket de Doha, en Asian Town.

Cada persona tenía unos 15 segundos para hacerse una foto con el trofeo, ganado en 2018 por Francia.

Un grupo de pop de Bangladesh y otro que hacía sonar tambores indios amenizaban la espera.

Largas colas en Doha para mirar el trofeo de la Copa del Mundo. Foto: KARIM JAAFAR / AFP

Mirar el trofeo de la Copa del Mundo de cerca

A falta de poder ofrecerse entradas para asistir a partidos del Mundial-2022, Azam Rashid, un carpintero que trabajó en dos estadios, pudo ver el trofeo de la Copa del Mundo de cerca.

«La espera es larga, pero merece la pena», declaró a la AFP. «Las entradas son tal vez demasiado caras, pero Catar y la Copa del Mundo me han dado una oportunidad», añadió.

Un cierto número de entradas abordables, vendidas a 40 rials, algo menos de 11 dólares, han sido reservadas a los 2,8 millones de habitantes del país, entre ellos 2,5 millones de extranjeros.

Nasim, empleado en un depósito de la zona industrial, forma parte de los que han aprovechado esa oferta. «Todo el mundo puede permitirse el precio que he pagado», dijo.

Precios fuera de alcance

Pero muchas personas en la fila de espera indicaron que no tuvieron la misma suerte, ya que los billetes se agotaron rápidamente.

Ya que las categorías siguientes de entradas, cuyo precio comienza con 70 euros (74 dólares), están fuera de alcance para trabajadores a menudo pagados con salario mínimo, es decir 270 euros (285 dólares) por mes.

«La Copa del Mundo es excitante, pero es claramente demasiado cara para mí», afirmó Tarir, un empleado administrativo.

Para Ahmed Kareem, un obrero de la construcción, que vive desde hace 10 años en Catar, la mayoría migrantes, solo podrá seguir los partidos por televisión.

«Este trofeo es un gran evento. Para la mayoría de nosotros, es lo que nos acercará a la Copa del Mundo», señaló.

Asia del Sur suministra la mayoría de los efectivos de trabajadores que han construido siete nuevos estadios y han renovado un octavo, para el primer Mundial organizado en un país árabe.

Catar fue muy criticado sobre los derechos de los trabajadores extranjeros, pero afirma haber introducido cambios importantes estos últimos años, haciendo al estado del Golfo como el más progresista en esa materia en la zona, según sus propios dirigentes.


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