Roberto Petagine / Archivo

Tan brillante fue la carrera de Roberto Petagine en Japón que todavía se le recuerda con entusiasmo, como acabamos de ver en la encuesta realizada por un portal beisbolero nipón que buscaba las más grandes estrellas de todos los tiempos en la historia de las Golondrinas de Yakult.

Se trata de una franquicia con mucho significado para Venezuela. Por allí pasó en los años 80 la primera figura notable de la expedición nacional en la NPB. El legendario Robert Marcano, miembro del Salón de la Fama de Valencia, terminó su carrera en el archipiélago con tres buenas temporadas en esa franquicia, después de haber ganado aplausos y elogios con los ya desaparecidos Bravos de Hankyu.

Varios criollos probaron suerte en el Lejano Oriente después de Marcano. Casi todos tenían un nombre bien cimentado en los diamantes, gracias a su paso por las Mayores y, sobre todo, a la LVBP.

Luis Mercedes Sánchez, Johnny Paredes, Pedro Castellano, Giovanni Carrara, Edwin Hurtado, José Francisco Malavé, Eddy Díaz y Robert Pérez antecedieron o acompañaron a Petagine en sucesivos intentos. Solamente el inicialista y bateador zurdo triunfó al mismo nivel que su reputado antecesor.

Y vaya que triunfó. El margariteño se convirtió en el jonronero que algún día soñaron los scouts. Sacó 44 pelotas en 1999, y luego 36, y 39, y 41. No solo sumó 160 en esos cuatro años con Yakult, sino que mantuvo las expectativas al mudarse a los Gigantes de Yomiuri, con otros 63 vuelacercas en los siguientes dos torneos.

Con Petagine comenzó una segunda etapa para Venezuela en la exigente NPB. Una realmente destacada, en la que coincidió con Alex Ramírez y Alex Cabrera. Durante más de una década, al menos un jonronero nativo fue protagonista en el archipiélago cuando no los tres en simultáneo. Hoy, en lo que probablemente sea una tercera ola de la embajada vinotinto en el Lejano Oriente, Ramírez es manager y José Celestino López, uno de sus pupilos, es el artillero primordial entre sus compatriotas.

¿Qué ha sido del slugger insular? Desapareció en el anonimato cuando asumió el retiro. Su trayectoria es intrigante, fascinante de muchos modos, aunque también con decepciones. Fue Jugador Más Valioso en Triple A en dos oportunidades, como luego también se llevaría el premio en la Liga Central nipona. Creció como uno de los primeros talentos surgidos del programa creado por el inolvidable Andrés Reiner para los Astros de Houston en el centro del país. Llegó a las Mayores una y otra y otra vez, sin poder consolidarse.

Su pasantía por el beisbol asiático resultó clamorosa. Pero quedó claro que tenía cuentas pendientes, que algo le faltaba en su fuero íntimo, cuando decidió aprovechar la fama bien ganada allá para volver a intentarlo en el norte.

Dejó atrás la popularidad que hoy vuelve a cosecharle aplausos. Perdió la oportunidad de cobrar cheques muy grandes que le esperaban, si no optaba probar suerte con los Medias Rojas de Boston y los Marineros de Seattle donde corrió el mismo destino que antes con los siderales, y con los Padres de San Diego, los Mets de Nueva York y los Rojos de Cincinnati.

Al final, solamente acumuló 438 apariciones en el plato en sus 7 torneos en la MLB. No le dieron la oportunidad, ni siquiera, de disfrutar el equivalente a una campaña completa. Pero tampoco hizo méritos, si vemos sus promedios globales de .227/.345/.377, con muy pocos extrabases y .722 de OPS.

Petagine regresó al Lejano Oriente en 2008. Después de destrozar la pelota mexicana, hizo lo propio en Corea del Sur. Como antes con Yakult y Yomiuri, arrasó con los contrarios, defendiendo a los Mellizos de LG. Aquello le permitió regresar a donde tan bien le fue, para un tour de despedida. Ya con 39 años de edad, en 2010, volvió a la NPB con los Halcones de Fukuoka Softbank. Fue su canto del cisne.

Es difícil conseguir un pelotero venezolano tan exitoso como él en aquellos rincones lejanos. En Japón dejó una línea de .312/.438/.613, mientras que en Surcorea ligó para .338/.462/.560. Fueron 9 justas, en las que combinó un OPS de 1.048. Son numeritos de ensueño, con contacto, disciplina y poder.

Se entiende que los aficionados de Yakult no le olviden y recién le hayan elegido como el primera base más sobresaliente en la historia de las Golondrinas. Aunque Petagine no triunfara en la Gran Carpa, llegó a ser uno de los maderos más respetados en todos los otros circuitos por donde pasó.

@IgnacioSerrano

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