Ronald Acuña y Eugenio Suárez quebraron récords, brillaron todo el año y merecen ser premiados / Archivo

¿Quién merece ganar este año el Premio Luis Aparicio? ¿Eugenio Suárez o Ronald Acuña?

La pregunta lleva consigo una injusticia implícita. ¿Y por qué no citar a Eduardo Escobar y Eduardo Rodríguez, a Gleyber Torres o Yusmeiro Petit?

La temporada 2019 fue clamorosa para la expedición venezolana en las Grandes Ligas. Más de 100 criollos pasaron por las Mayores por tercera campaña consecutiva. Han llovido récords como nunca. Hubo historias de asombro desde el montículo, con el guante y sobre todo con el bate. Una nueva generación se abre paso a tambor batiente y la generación precedente todavía brilla aquí y allá.

Venezuela vive un momento estelar en la MLB. Y es en esas circunstancias que toca votar nuevamente para seleccionar al más emblemático miembro de la embajada tricolor, al jugador con mayores merecimientos, a fin de hacerle depositario del galardón más importante de nuestro pasatiempo nacional, que coordina LineUp Internacional y se anuncia en cada Serie Mundial.

Primero, la justificación obligada: ¿por qué aquellos no y los dos primeros sí?

Hemos leído argumentos similares de varios colegas, que han expuesto el orden y las razones de sus papeletas en columnas o redes sociales. Y estamos de acuerdo. Escobar y Torres explotaron con el madero, pero ofensivamente están por debajo de los dos grandes de este año. Rodríguez fue un abridor férreo conforme avanzó la justa y Petit puso una de las mejores temporadas para relevistas del patio, pero no estuvieron metidos entre los 2-3 mejores de los principales departamentos de dominio, salvo por las victorias del zurdo y los holds del derecho, que no necesariamente prueban dominio puro a nivel individual.

Dejamos fuera de las cinco posiciones de honor al apagafuegos de los Atléticos. Merece mejor suerte, pero el grupo de 2019 es notable. Sus 80 apariciones con 2.71 de efectividad en 83 entradas valen un Potosí, pero no superan las 34 aperturas y 203.1 actos del iniciador de los Medias Rojas, que además pasó a 213 hombres por las armas.

Con Petit también quedan al margen otras grandes cosechas: las de José Altuve y Willson Contreras, sin duda, y las de Robinson Chirinos y Omar Narváez, también.

Pero volvamos al punto. La efectividad de E-Rod habría sido mejor, de no tener ese comienzo pesadillesco, que duró hasta junio. Cerró con 3.81, que no es malo para alguien que trabajó mayormente en estadios tan ofensivos como los del Este de la Liga Americana. De hecho, el bWAR (el WAR de Baseball Reference) le da un extraordinario factor de 6.0, que aventaja por mucho ese 2.2 de Petit, que fue bajito porque, precisamente, apenas le tocó lanzar en promedio un pasaje por cotejo.

También preferimos a Rodríguez sobre Escobar, porque la gran virtud del antesalista fue sumar 35 jonrones, 10 triples y 118 empujadas, sí, pero con promedios relativamente discretos (menos en el caso del sluggging) de .269/.320/.511. Fue una fuerza, sin duda, pero con menos lucimiento que algunos de sus compatriotas.

El OPS de .831 del aragüeño es una de varias pruebas en ese sentido. Torres tuvo .871, Acuña .883 y Suárez .930, nivel de élite para los tres. El de Maracay no tanto, especialmente por su posición en el infield.

Así que necesitábamos ordenar la azotea, tras precisar que Escobar sería quinto y Rodríguez cuarto. Y tratando de ordenarla, nos pareció claro que la cosecha del camarero de los Yanquis, aunque notable, quedó un peldaño por debajo de los otros dos.

Esto requiere algún comentario más. Es cierto que Torres no igualó los jonrones, anotadas o empujadas de aquellos, y que la combinación de sus promedios le pone a la zaga en dos de los tres componentes de la línea ofensiva (average y OBP frente a Acuña, OBP y slugging ante Suárez). Pero tiene casi tanto merecimiento como ellos, y en casi cualquier otra circunstancia ha debido ser el ganador del Luis Aparicio.

No solamente impuso un récord para criollos con 25 jonrones como shortstop, siendo que disputó prácticamente la misma cantidad de encuentros en la intermedia que en las paradas cortas. Además, sus 38 bombazos le hacen un caso muy especial, por ser, precisamente, defensor de esas posiciones, donde es tan difícil encontrar quién saque la bola así. Tan verdad es esto último, que ningún jugador del medio del infield había dado 62 cuadrangulares en sus primeras dos zafras en las Grandes Ligas antes que él. Y no hablamos únicamente de venezolanos. Hablamos de toda la historia de la MLB.

Pero sus contrincantes, claro, lograron cosas así y más. Por eso han aparecido en lo más alto de una mayoría de planillas reveladas por sus autores. Por eso también es así aquí.

Suárez quebró una de las marcas más queridas y apreciadas en Venezuela: los 47 estacazos de vuelta completa de Andrés Galarraga. Impuso topes de franquicia y multitud de registros nacionales.

Acuña emuló el 30-30 de Bob Abreu y lo superó. Es el primer 40-35 de la expedición criolla y uno de apenas 12 en los anales del beisbol mayor. Fue el máximo robador de su circuito sin dejar de dar bambinazos. Estuvo a la par de guayanés en impulsadas (101 vs. 103), a pesar de ser primer bate y el otro ocupar el cuarto turno del lineup. Rompió la cifra máxima de anotadas entre sus compatriotas y reescribió los libros de historia de muchos más modos.

Mientras Suárez protagonizaba por sus vuelacercas y un guante más que adecuado, su contendor lo hacía en muchos otros aspectos del juego ofensivo, con buena defensa y ocupando en 100 oportunidades una posición clave, el center. Eso explica la diferencia en bWAR (4.8 vs. 4.5) y fWAR (el que calcula Fangraphs, que fue de 5.6 vs. 4.5). Aunque nuestro voto no fue decidido por eso último. En ese caso habríamos dudado con Rodríguez, que sobre la loma tuvo 6.0 de bWAR y 3.7 de fWAR).

La razón última de nuestra escogencia estuvo en la gama de hazañas que ambos consiguieron. Uno, depositando pelotas en las gradas a un ritmo nunca visto en Venezuela. Otro, sacando bolas, robando bases, empujando carreras como primer bate, anotándolas también y, en general, causando un impacto mucho mayor en los medios, en los libros de récords y en el día a día de la fanaticada.

Esa, al final, es la sutil diferencia por la que este cronista piensa que Ronald Acuña merece ser el Premio Luis Aparicio de esta ocasión.


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