AFP

El mítico velocista Carl Lewis, nueve veces campeón olímpico, advirtió a su llegada a los Juegos Panamericanos: «Los récords se pierden con el tiempo, pero la gente recuerda la emoción de la competencia, las grandes actuaciones, aunque uno no gane».

Con un cartel de lujo, la emoción parecía más que asegurada en las pruebas de atletismo. Y aunque algunas estrellas acabaron por bajarse a última hora, para el recuerdo quedaron algunas actuaciones memorables:

Los récords panamericanos registrados por la jamaiquina Shelly-Ann Fraser-Pryce y la venezolana Yulimar Rojas, el despegue -parece que definitivo- del saltador cubano Juan Miguel Echevarría o inéditos triunfos como el de la costarricense Andrea Vargas.

Fueron diez las marcas pulverizadas en pruebas de pista y campo. El medallero lo copó como suele ser habitual Estados Unidos con siete oros y 33 preseas en total, seguido de Brasil con seis y 16, Jamaica con seis y 17, Canadá con cinco y 15, y Cuba con cinco y nueve.

Otro que dejó huella fue el colombiano Anthony Zambrano con un doble triunfo en los 400 y el equipo de relevos, mientras que Vargas, quien ganó la final de 100 metros vallas, se convirtió en la primera atleta en colgarse una medalla de oro en el atletismo para Costa Rica, donde solo Nery Brenes se había coronado previamente campeón panamericano en Guadalajara 2011.

Yulimar marcó territorio. Sobre el tartán de la capital peruana se destacaron en especial mujeres como Rojas o Fraser-Pryce, quien firmó un récord panamericano de 22.43 en los 200 metros, reforzó su condición de madre más veloz del mundo a sus 32 años de edad y, como bien resumió ella misma con su melena color lima al viento, puso «un poco de color a Perú».

De los seis triunfos de Jamaica en el estadio de la Videna, cuatro fueron para las mujeres, contando también a Elaine Thompson, que pasó de puntillas por la prueba reina de los 100 metros.

Rojas, a su vez teñida de naranja-calabaza, dio espectáculo en el triple salto a pesar de la ausencia de la colombiana Caterine Ibargüen y dejó una marca inédita de 15,11 en el foso limeño, la mejor de su temporada y un buen augurio con respecto al Mundial de Doha.

En Qatar espera reencontrarse con su gran rival, que se retiró de la competencia tras quedar sexta en el salto largo de la jornada de apertura, pues alegó lesión.

«La eché de menos», concedió Rojas, quien, consciente de que «no podía fallar», se esmeró en avanzar un poco más en su afán por tomar el relevo de Ibargüen, 12 años mayor. El frustrado duelo Ibargüen-Rojas deslució algo la fiesta panamericana, como lo hizo previamente la ausencia del estadounidense Justin Gatlin en las pruebas de velocidad.

A rey muerto, rey puesto. Pero si Lima 2019 perdió un astro sin el vigente campeón mundial de los 100 metros, ganó un nuevo campeón del vuelo con el cubano Echevarría, llamado como Rojas a marcar época en su modalidad.

Con 21 de años de edad, el oriundo de Camagüey se impuso con autoridad en el salto largo al brincar una distancia de 8,27, y se postula como serio aspirante al título en Doha, por no hablar de trazarse objetivos de lo más ambiciosos, como superar algún día la barrera de los nueve metros.

Por Cuba voló también alto la garrochista Yarisley Silva, quien se anotó, a sus 32 años, su tercer oro panamericano y brilló otra vez sobre un gran escenario internacional tras una prolongada sequía.

Se desquitó a la vez su compatriota Yaimé Pérez, finalmente vencedora sobre otra cubana, Denia Caballero, quien quedó fuera del podio en el lanzamiento de disco, quizás insinuando el fin de su reinado.

Islas Vírgenes Británicas, Barbados y Granada, en cambio, se colgaron sus primeros oros panamericanos en la Videna. Pero como bien recordó hace una semana su ciudadano ilustre Lewis, en el atletismo solemos recordar más las grandes actuaciones que los fríos números. Y si de espectáculo se trata, el ‘show’ en Lima lo pusieron mayormente las latinas.

 

 

 


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