Maradona
Foto: @stefanoceci10

Hay un italiano que sabe toda la verdad sobre Maradona: Stefano Ceci, de 47 años de edad, entrenador en Dubai.

“No estaba físicamente a su lado cuando murió. El coronavirus me lo impidió: Argentina todavía está cerrada a los extranjeros. La última vez que lo escuché, una semana antes de que lo operaran, fue en FaceTime. Pero una cosa puedo decir con seguridad: Diego se dejó llevar. Estaba cansado de vivir mucho tiempo. Estaba deprimido. El encierro y todas las restricciones de la pandemia le dieron el golpe final. Puede haber errores y negligencias, pero él me lo dijo. desde hace al menos un año: ‘Tanito, estoy cansado, voy con mi papá y mi mamá. Me queda poco’”, dijo.

La entrevista es reproducida por el diario italiano La Repubblica.

Ceci fue uno de los amigos más cercanos de Diego Armando Maradona en los últimos 20 años. Desde que le conoció en Cuba, cuando estaba ingresado para tratarse de sus adicciones, Ceci se convirtió en uno de sus grandes apoyos. Habitual en sus cumpleaños, también le acompañó en su aventura como entrenador del Fujairah en Dubai y llegó a escribir un libro sobre su relación con Maradona, que era el padrino de un hijo de Ceci, divulgó La Razón.

“Para los argentinos, el italiano es Tano y el español es gallego. Yo era Tanito: ese hermano menor que, al fin y al cabo, Diego nunca tuvo, al que podía contarle todo. Una persona que se identificaba plenamente con él y eso le permitiría mostrar sus debilidades, su fragilidad. Viví junto a él durante 20 años: desde 2000 hasta marzo. Si he vivido en Dubai durante siete años es también por su voluntad”, contó.

Maradona llegó allí en 2011, para entrenar a Al-Wasl.

“Juntos nos drogamos, hicimos la operación de reducción de estómago, jugamos al fútbol y a las cartas, incluso compartimos la cama durante varias noches para el descanso que el cuerpo nos requería. Fueron noches hechas de excesos, a lo lejos, en todo. La imaginación puede llevar aún más lejos. Hablamos mucho, bromeamos, vivimos”, señaló.

“Por las drogas, que nunca antes había tocado, también terminé en la cárcel. Pero no niego un solo momento de las cosas que tuve con Diego. Volvería a hacer todo: incluso los errores pagados, como él, en mi propia piel. Yo era un niño. Cuando tenía 10 años solía decir a mis compañeros: me haré amigo de Maradona. Lo logré, hice realidad mi sueño de infancia”, agregó.

‒Maradona murió en soledad: ¿podría haberse salvado sin la pandemia de coronavirus?

‒Quizás hubiera pasado más tiempo, podría haber pasado más con él. Pero la suya era una muerte anunciada. Y Diego lo decidió. Si quería algo, no había forma de contradecirlo. Por supuesto, no se le debería haber permitido salir del hospital apenas una semana después de la operación de cabeza, pero decir que no, para los que estaban con él en esos días, probablemente hubiera significado enojarlo y perder todas las ventajas: Maradona era una máquina de hacer dinero.

“Las querellas van a durar años: esposa, familia, abogados, hijos legítimos e hijos en el banquillo esperando el ADN, otros niños que brotan, familiares, amigos. No me sorprende: el mundo que rodea a Maradona, un mundo de locos, siempre ha sido así”, advirtió.

“Empezó a apagarse cuando ya no se sentía como Maradona. La pandemia contribuyó desde el punto de vista psicológico”, subrayó.


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