Cardenales hizo el trabajo con el guante y los brazos / AFP

Otro juego cerrado, otra carrera oportuna, otro toque de suerte y el mismo guion del Cardenales. El campeón de Venezuela ganó por quinta vez en seis juegos, esta vez en la semifinal, y obtuvo así el derecho de disputar este viernes la corona de la Serie del Caribe.

Un tubey de Welington Dotel produjo la única rayita del encuentro y Logan Darnell encabezó el blanqueo colectivo ante el equipo con más anotadas del torneo, los Tomateros de Culiacán, para darle la victoria a Lara este jueves en el estadio Hiram Bithorn 1 por 0 y meter a los criollos en la final.

Los crepusculares saldrán en pos de la octava diadema para la LVBP en esta competencia, al medirse en el mismo escenario con los Toros del Este o con los Cangrejeros de Santurce, según quién sea el ganador en el duelo de la noche entre dominicanos y puertorriqueños.

El triunfo fue un desquite para los larenses, pues su único tropiezo en la cita ocurrió el martes, ante los propios manitos.

La refriega fue cerrada y emocionante, como casi todos los topes disputados en la reunión internacional este año. De los 16 compromisos celebrados hasta ahora, 13 han sido por diferencia de dos o una anotación.

Zack Dodson tomó la pelota por los mexicanos, no el grandeliga Manny Bañuelos, a quien le correspondía la apertura. La decisión dejó servido un duelo de zurdos estadounidenses, con Darnell por el bando venezolano.

Dodson había tirado solo un inning como relevista, pero cumplió con creces. Recorrió seis actos y aisló dos hits, con un boleto, pero tan poca cosa sirvió para que sus oponentes tomaran ventaja con la única rayita que permitiría.

Darnell tampoco deslució. Luego de una incursión discreta ante los Vaqueros colombianos, el día inaugural, trabajó en blanco durante seis pasajes, en los que encajó siete imparables y dio dos pasaportes.

El pitcher llegado como refuerzo de Caribes y que antes defendió al Magallanes se marchó en ventaja. Dejó en el morrito al derecho José Ascanio, con chance de anotarse su primer triunfo en un Clásico de Febrero. Y así sucedería.

Esa anotación que le dio la delantera a Cardenales llegó en el tercer pasaje, gracias a la única transferencia que entregó Dodson. Esa base por bolas la tomó Gorkys Hernández, que avanzó a la intermedia por rodado de Juan Apodaca, para pisar el plato gracias a un largo tablazo de Welington Dotel, que cayó cerca de la barda del center y saltó hacia las gradas, para un doblete por reglas empujador.

Derrick Loop y Sasagi Sánchez siguieron después del abridor de Culiacán. Ante ellos, siguió también la dificultad de Lara para ampliar la pizarra.

Una amenaza de los manitos estuvo cerca de al menos igualar las acciones en el octavo. El zurdo Francisley Bueno relevó a Ascanio y recibió un cohete de Ramiro Peña. Sebastián Elizalde lo movió con toque de sacrificio y el dominicano Ricardo Gómez subió al montículo para buscar dos outs. Joey Meneses sonó una línea de frente al left, que tomó René Reyes sin problemas, y a continuación el cubano Dariel Álvarez coleccionó cuatro malas. Pero Gómez logró su cometido al retirar al emergente Alan Sánchez y terminar con el conato.

Menos complicado fue el noveno. Pedro Rodríguez llegó a cerrar y José Guadalupe Chávez dio hit, pero el toque de Alí Solís fue muy largo y Osman Marval tomó a tiempo de iniciar el dobleplay de la tranquilidad. Juan Carlos Gamboa la rodó entonces por el medio del campo y Alí Castillo tomó la bola detrás del segundo saco, para pintar un strike en el mascotín de Marval y desatar la celebración.

Es la primera vez que los pájaros rojos avanzan a una final desde que en 2014 se cambió el formato de la Serie del Caribe. Emulan a los Tigres de Aragua, que desde entonces eran los únicos finalistas venezolanos.

Los bengalíes perdieron aquel juego decisivo contra los representantes de México. La tarea de Cardenales es vengar aquella y todas las afrentas que han seguido desde 2009, cuando los propios aragüeños le dieron a la LVBP su última corona en el Clásico de Febrero.

Un dato del Cardenales:

Lara asistió a la Serie del Caribe de 1991 en Miami, que se disputó en un estadio de fútbol americano, con reglas muy particulares y un formato de competencia que incluyó eliminatoria y final. Aquella versión de Cardenales perdió ese duelo decisivo ante los dominicanos Tigres del Licey. Casi 30 años después, los dirigidos por Luis Ugueto buscarán nivelar la cuenta


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