Cada vez que el manager Omar López decide retirar del juego a su abridor, las probabilidades de la derrota para Caribes de Anzoátegui se disparan considerablemente. El bullpen no ha podido preservar las comodidades brindadas por los brazos iniciales y la potencia de la ofensiva. Ese no es un padecimiento nuevo. La organización ya era la peor en los innings postreros durante la ronda regular.

Sin embargo, el mal se ha agudizado en la postemporada. En los tres primeros duelos en la serie contra Navegantes del Magallanes, la tribu ha gozado de ventajas considerables que se caen en el último momento, un suceso que se ve explicado mejor por el rendimiento global de sus relevistas: 11 carreras limpias en 9.1 innings, para una efectividad de 10.61. El WHIP (promedio de adversarios embasados por cada capítulo) es un escandaloso 2.143.

“Sabemos que tenemos un problema en los últimos episodios. No lo voy a negar”, admitió el estratega de los indígenas al periodista Eduardo Acosta, de LVBP.com. “(Cameron) McVey hizo el trabajo (el viernes). Lo dejé como cerrador y me gustó lo que hizo. Si mañana (ayer) se presenta la oportunidad lo volveré a poner en el noveno y si sigue bien lo dejaré en el rol. Hay que seguir analizando”.

Antes del encuentro sabatino, Caribes había utilizado a nueve bomberos, de los cuales cuatro habían aceptado anotaciones limpias: Germen González (5 en 0.2), Mayckol Guaipe (3 en 2.1), Liarvis Breto (1 en 0.2) y Carlos Navas (2 en 0.2), quien fue el único brazo tomado por el equipo en el draft de refuerzos y sustituciones. La adición fue el infielder Luis Sardiñas para ocuparse del campocorto.

Los hombres más efectivos en el cuerpo de bomberos han sido el experimentado Jean Toledo al no aceptar carreras en un inning y dos tercios, y Jefri Hernández también con efectividad pulcra en la misma cantidad de trabajo.

En la ronda regular la efectividad colectiva del bullpen de Anzoátegui fue de 4.76 y el WHIP de 1.619, los dos peores guarismos de los ocho equipos. El mejor brazo ni siquiera está ya con la tribu, pues Andrés Santiago regresó a Puerto Rico después de de solo permitir 4 anotaciones en 32.0 innings, algo que lo hizo uno de los brazos más confiables de todo el circuito.

A pesar de todo, los indígenas amanecieron el sábado con la serie a favor 2-1, gracias a que han aprovechado bien los problemas que tiene Magallanes en su rotación. De las 18 carreras anotadas que tenían los anzoatiguenses 14 fueron fabricadas ante los iniciadores rivales.


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