Con la esperanza de volver a la cumbre europea y la ventaja de la ida (0-1), el Barcelona de Lionel Messi recibe este martes al Manchester United (2:30 pm, hora de Venezuela) para romper con su maleficio en los cuartos de final de la Liga de Campeones.

Desde hace tres años el club catalán se tropieza en esta fase contra Atlético de Madrid, Juventus y Roma. La herida de esta última caída (4-1, 0-3), cuando lo tenían todo de cara a la victoria, todavía escuece e incrementa la motivación.

«Nos quedó la espinita de la Champions, sobre todo por la forma en la que se produjo la eliminación», advirtió Messi a principios de temporada. «Vamos a darlo todo para que esa copa tan linda y tan deseada vuelva al Camp Nou», añadió.

Llegar a los cuartos de final ya es un hábito para los barceloneses, presentes entre los mejores ocho de Europa desde hace doce temporadas, un récord. Pero en solo una ocasión de las últimas cinco consiguieron superar esa fase, en 2015, el año de su quinta y hasta ahora última Liga de Campeones.

Encomendados a Messi. «Todos quieren que existan ciclos ganadores de manera permanente y esto no se consigue nunca», razonó el entrenador azulgrana, Ernesto Valverde.

El técnico extremeño parece haber aprendido la lección romana: el año pasado, entre la ida y la vuelta de cuartos, no hizo descansar a sus estrellas que se desvanecieron en la capital italiana, encajando la que todavía es su última derrota en 19 partidos europeos.

Esta vez, todas las figuras descansaron el sábado ante el Huesca, donde la segunda alineación obtuvo un empate anecdótico (0-0) con la Liga casi cerrada para el club catalán.

Entre los habituales suplentes destacó el francés Ousmane Dembélé, que volvía de lesión y se confirmó como un recurso para tener en cuenta el martes. Pero si a alguien se encomienda el Camp Nou es al indispensable capitán Messi, en estado de gracia permanente: 43 goles en 41 partidos esta temporada, 8 de ellos en Liga de Campeones.

«Nosotros esperamos muchos cosas de Leo, él siempre aparece», advirtió antes del partido en Mánchester. Y el argentino le dio la razón en Old Trafford, iniciando la jugada del gol encajado en propia puerta por Luke Shaw. El cinco veces Balón de Oro se fue bien sacudido del «Teatro de los Sueños», con un fuerte golpe en la nariz, por lo que su descanso el fin de semana fue bienvenido.


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