Antonio Díaz-Juegos

El kárate debuta este jueves como deporte olímpico y el próximo sábado se despedirá de los Juegos, quién sabe si para siempre, tras haber sido descartado para la edición de París 2024 antes de darle siquiera la oportunidad de demostrar su potencial.

Por ello, los 80 karatecas, 40 hombres y 40 mujeres, inscritos en Tokio se han conjurado para aprovechar durante estos tres días su oportunidad única y ofrecer una competición inolvidable en el Nippon Budokan, meca de las artes marciales.

«Queremos dar un gran espectáculo. Que se vea el potencial que tenemos y que merecemos estar en los Juegos», comentó en vísperas de competir el dos veces campeón mundial venezolano Antonio Díaz.

En el otro platillo de la balanza hay que poner que el 40% de los participantes (solo diez por categoría) saldrá de los Juegos con una medalla al cuello, un porcentaje del que no se beneficia ningún otro deporte olímpico.

El kárate brinda a España la esperanza más que razonable de aumentar su número de podios con al menos dos, los de kata masculino y femenino, gracias a las elevadas probabilidades de victoria de Damián Quintero y Sandra Sánchez.

Subcampeón y campeona del mundo, se da por sentado que en su camino hacia el oro sus máximos rivales serán dos japoneses, Ryo Kiyuna y Kiyou Shimizu, por lo que el malagueño y la talaverana jugarán como visitantes.

Ambos son discípulos de Jesús del Moral, el gran artífice del éxito del kata español, que ve a sus pupilos «nada presionados, supertranquilos».

«Intento proporcionarles mucha tranquilidad y confianza, porque el trabajo ya está hecho. Tengo la suerte de trabajar con dos fueras de serie», afirmó el seleccionador.

Si los triunfos en kata, esa disciplina en la que cada karateca se enfrenta a un rival imaginario, pueden centrarse en un duelo entre España y Japón, en kumite las opciones de podio se abren a bastantes más países, entre los que destacan Turquía, Irán, Venezuela, Perú, Egipto e Italia.

Los cinco pesos en los que se dividen los combates en todas las competiciones de primera fila -en kata no hay separación por kilos- se han reducido en los Juegos a solo tres, lo que puede dar lugar a ciertas sorpresas respecto a lo que revela la clasificación mundial.

En kumite los diez competidores se repartirán en dos grupos de cinco y pelearán todos contra todos. Los primeros y segundos de cada grupo se cruzarán en semifinales; los perdedores recibirán directamente el bronce (dos bronces) y los ganadores se enfrentarán en la final.

En los katas también se harán dos grupo de cinco.

Cada karateca hará dos katas y se obtendrá la nota media; los dos peores de cada grupo quedarán eliminados. En la siguiente ronda, los tres supervivientes de cada grupo harán un nuevo kata. Los primeros de cada grupo se enfrentarán por la medalla de oro, mientras que los segundos y terceros se cruzarán con los del otro grupo para repartirse los dos bronces.

El jueves se decidirán las medallas femeninas de kata y kumite -55 kg y las masculinas de -67. El viernes llegará el kata masculino, junto a los combates de -61 kg para las mujeres y de -75 kg para los hombres.

Los dos pesos mayores, el femenino de +61 y el masculino de +75, pondrán fin a la competición el sábado, un adiós que para los karatecas será más doloroso que para otros deportistas que, al contrario que aquellos, tienen en el horizonte otras oportunidades olímpicas.


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