Mozart Bebés
Imagen: Referencial

Cantar nanas (canción de cuna) tranquiliza a los recién nacidos. Pero si la nana la compuso Mozart puede además ayudar a aliviar el dolor que siente el bebé cuando se le somete a un análisis de sangre por punción en el talón.

Ese es el resultado de un estudio realizado con cien lactantes. En él, se señala que los recién nacidos que escucharon una de las nanas compuestas por Mozart antes, durante y después del pinchazo registraron menos dolor y se calmaron antes.

Un equipo encabezado por el Lincoln Medical Center de Nueva York realizó el estudio mientras los bebés se sometían a la llamada prueba del talón. Este análisis de sangre se hace en el pie y sirve para detectar algunas enfermedades como el hipotiroidismo congénito o la fenilcentonuria, según publica Pediatric Research.

Los lactantes tenían una media de dos días de vida y habían nacido con 39 semanas de gestación. Como parte de los cuidados estándar, se administró a todos 0,5 mililitros de solución azucarada dos minutos antes de realizar la punción del talón.

54 de los 100 lactantes escucharon una canción de cuna instrumental de Mozart durante 20 minutos antes y durante la punción del talón y durante cinco minutos después, mientras que los restantes no escucharon música.

Antes de la punción, los autores observaron niveles de dolor similares en ambos grupos de bebés, que eran de una media de cero.

Sin embargo, la puntuación media de dolor de los bebés que escucharon la nana fue significativamente menor durante e inmediatamente después del procedimiento, en comparación con los que no escucharon música.

Mozart y los bebés

En concreto, las puntuaciones de dolor de los bebés que oyeron la nana fueron de 4 durante la punción; 0 un minuto después y 0 dos minutos después.

En el grupo sin música las puntuaciones de dolor fueron de 7; 5,5 y 2 en los mismos puntos temporales, según el estudio.

Tres minutos después del procedimiento, el equipo no observó diferencias significativas en las puntuaciones medias de dolor de los lactantes de ambos grupos.

Los niveles de dolor se determinaron en función de las expresiones faciales de los niños, el grado de llanto, los patrones de respiración, los movimientos de las extremidades y los niveles de alerta.

Los autores tuvieron en cuenta la posible influencia de otros estímulos sensoriales en los niveles de dolor, realizando el procedimiento en una habitación silenciosa, poco iluminada y a temperatura ambiente, y no proporcionando a los recién nacidos chupetes ni consuelo físico.

Un investigador que llevaba auriculares con cancelación de ruido evaluó los niveles de dolor de los bebés antes, durante y después del pinchazo en el talón.

Los autores sugieren que, en futuras investigaciones, se estudie si las grabaciones de las voces de los padres también pueden reducir el dolor en los recién nacidos durante procedimientos menores, así como explorar la influencia del consuelo físico de los cuidadores, además de la música, en los niveles de dolor.


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