Redes sociales salud trastornos
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Expertos de varios centros sanitarios del grupo Ribera, ante los regalos de miles de dispositivos electrónicos que han traido Papá San Nicolás y los Reyes Magos a los hogares, avisan de que «más tiempo en las redes sociales e internet supone un mayor aislamiento y más posibilidad de desarrollar trastornos mentales».

El equipo de psicólogas del hospital Ribera Polusa y la Clínica Santo Domingo Polusa, asegura que «la práctica clínica demuestra que las tasas de ansiedad y depresión en los jóvenes han aumentado considerablemente en los últimos años». Además, «las redes sociales provocan que esta sintomatología empeore».

«Utilizar diariamente plataformas y aplicaciones de internet, ver amigos o ídolos disfrutando activamente de fiestas o eternamente de vacaciones en imágenes poco realistas, genera la sensación de que se están perdiendo cosas de un mundo falsamente idílico», explican. Esto supone «un peligro para su autoestima y puede llegar a manifestarse en forma de trastornos emocionales como ansiedad, estrés y depresión, entre otros».

En esta línea, la psicóloga infanto-juvenil Mercedes Maruenda recuerda que la Inteligencia Artificial es una tecnología que forma parte de nuestras vidas desde hace años; así como las recomendaciones en las plataformas de televisión o música, o en las redes sociales, aunque está adquiriendo más presencia en diferentes ámbitos.

Pero añade que «dado que la IA nos «facilita y guioniza» el camino a seguir, en los niños esto puede afectar a nivel cognitivo y emocional. Así mismo, limita la imaginación y la creatividad, por no hablar de la dependencia que genera, por la multitud de estímulos que ofrece». Además, añade, «la dependencia puede aislarlos del mundo real, en una etapa en la que son fundamentales las relaciones con el grupo de iguales. Es decir, limita un desarrollo emocional saludable».

La IA toma partida

En la era de la Inteligencia Artificial, las psicólogas de Ribera Polusa insisten en la importancia de la educación digital y emocional para ayudar; sobre todo a los menores. Esto los ayudaría a protegerse de las consecuencias negativas de las publicaciones falsas y no ser manipulados por este tipo de contenidos.

En su opinión, es «clave» también mantener unan comunicación abierta padres-hijos, validar sus emociones y ofrecerles apoyo siempre que lo necesiten. Además, «enseñarles a conocer y valorar sus propias cualidades y logros. Esto, independientemente de la aprobación de los demás, fortaleciendo su autoestima, y enseñarles la importancia de gestionar su privacidad».

Así, recomiendan, además, fomentar el pensamiento crítico, localizar fuentes de información «seguras y fiables, valorar diferentes puntos de vista y promover siempre el respeto a los demás». «Para que el menor reaccione ante las fake news de manera crítica, reflexiva y prudente es clave que le enseñemos estos recursos, analicemos juntos posibles noticias falsas y facilitemos lectura de contenidos adecuados a su madurez, con el objetivo de que llegue a ser autónomo, y pueda diferenciar entre un engaño y una noticia real», aseguran.

Redes sociales en niños y adolescentes

La Asociación Española de Videojuegos asegura que el 70% de los niños que usan consolas para jugar a videojuegos tiene entre 11 y 14 años. Sin embargo, más de la mitad de menores de entre 6 y 11 años (un 57%) ya pasa varias horas a la semana con este tipo de entretenimiento.

Además, la mayoría de menores de 11 años tienen móvil y con él, acceso ilimitado a internet y las redes sociales. Ante esta sitación, las especialistas señalan que la adolescencia «constituye una gran ventana de plasticidad neuronal, dónde el cerebro se desarrolla para ser más eficaz. Esta flexibilidad, deja a los jóvenes más expuestos a influencias externas, tales como la manipulación de imágenes, videos y audios; incluida la inteligencia artificial, causando en ocasiones confusión y afectándoles emocionalmente».

Los expertos aseguran que «estamos viendo un aumento alarmante de niños que llegan a nuestras consultas con problemas para dejar sus dispositivos, manifestando agresividad, irritabilidad y dificultades en su relación con sus padres. Y, en algunos casos, una disminución o retraso en el desarrollo del lenguaje«.

Así mismo, aseguran que en los últimos años han aumentado casi un 50% y se han agravado los problemas de salud mental en niños y adolescentes; con más síntomas depresivos, autolesiones y conductas suicidas. Explican que el Covid y los meses de aislamiento y restricciones para el contacto social han influido, pero la situación no se ha revertido tras la vuelta a la normalidad en todos los ámbitos.


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