astronauta
Foto Archivo

El 7 de febrero de 1984, hace ahora 39 años, Bruce McCandless se aventuró más lejos de los confines y la seguridad de su nave que cualquier astronauta anterior lo había hecho nunca.

Esta primicia espacial fue posible gracias a una mochila propulsada por un chorro de nitrógeno, conocida anteriormente en la NASA como MMU (Manning Manuvering Unit).

Antes de poder realizar tal hazaña se realizó una serie de maniobras de prueba dentro y por encima de la bahía de carga útil del transbordador Challenger. Una vez preparado, McCandless realizó un «vuelo libre» de 45 minutos a una distancia de 105 metros de distancia del avión espacial.

Esta vista orbital imponente muestra al astronauta McCandless moviéndose en completa autonomía en el espacio. En contacto con el centro de mando en Houston, y recordando a Neil Armstrong cuando llegó a la Luna, McCandless dijo: «Puede haber sido un pequeño paso para Neil, pero es un gran salto para mí».

El astronauta describió la experiencia: “Estaba terriblemente sobreentrenado. Estaba ansiosa por salir y volar. Me sentí muy cómodo… Hacía tanto frío que me castañeteaban los dientes y temblaba, pero eso era algo muy pequeño. Me habían hablado del vacío silencioso que experimentas en el espacio, pero con tres enlaces de radio que decían: ‘¿Cómo está aguantando tu oxígeno?’, ‘¡Aléjate de los motores!’ y ‘¿Cuándo me toca a mí?’, no fue tan tranquilo. Fue una sensación maravillosa, una mezcla de euforia personal y orgullo profesional: había costado muchos años llegar a ese punto”.

Además de en la misión STS-41-B, Bruce McCandless participó después en la STS-31, tras haber pasado un tiempo en el espacio de 13 días y 31 minutos, informa la NASA.


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