Si de aplicaciones de mensajería se trata, las tiendas de aplicaciones para dispositivos móviles tienen una amplia oferta, desde las populares WhatsApp y Telegram, hasta softwares que no han tenido tanto éxito o incluso proyectos que no resultaron como los de Google, GTalk, Allo y Duo. Pero eso funciona en casi todo el mundo, cuando China es el destino la oferta se reduce y, prácticamente, opera solo WeChat.

Esta aplicación nació en 2011 de la mano de Tencent Guangzhou Research y el Centro de Investigación y Proyectos de la potencia asiática para competir con plataformas similares. Actualmente WeChat es uno de los sistemas más populares alcanzando los mil millones de usuarios activos mensuales, según el último reporte publicado, con una concentración en este país. 

Zhang Xiaoliong y Ma Huateng, un emprendedor tecnológico chino, iniciaron esta app bajo el nombre de «Weixin» y un año después logró el nombre por el que la conocemos actualmente, para entonces, ya acumulaba más de 100 millones de usuarios. 

Su poder y éxito van muy de la mano con la situación que impera en China. Durante esta década, plataformas sociales como Facebook -dueña también de Instagram y WhatsApp-, Twitter e incluso en algunos momentos Google, han enfrentado un bloqueo constante. Es por esto que los servicios propios pueden surgir con mayor facilidad. 

Así, en China, WeChat ha logrado posicionarse no sólo como una aplicación de mensajería, sino también como un sistema de pago, mantiene un rol dentro del transporte público, una red social y la plataforma base de las interacciones digitales entre las personas que recorren las ciudades de este país, además de almacenar datos privados de la mayoría de sus usuarios. 

Mucho más que mensajes 

Actualmente los servicios de WhatsApp y Telegram ofrecen mensajería cifrada como su principal función, pero con el paso de los años han integrado opciones de servicio al cliente para las empresas y repositorios de archivos que son compartidos en línea por personas que no necesariamente se conocen fuera del mundo virtual. 

Pero todo esto queda muy detrás de lo que logra WeChat. A todas las funciones tradicionales -entre las que se encuentran también las video llamadas y conferencias por internet- se le suman herramientas que, hoy por hoy, son fundamentales en la vida de los usuarios chinos. 

Una de las más llamativas es la opción de realizar pagos instantáneos con la misma aplicación (aunque requiere estar enlazada con una cuenta bancaria local) e incluso transferir dinero entre contactos con sólo un par de clics, algo que en occidente aún se realiza desde diversa aplicaciones. 

La plataforma se ha transformado en una billetera digital que compite abiertamente con el servicio de Alibaba en China. 

Con este sistema, la app también ha ayudado al comercio no establecido a generar transacciones y potenciar negocios que antes debían buscar otras formas para intercambiar bienes. 

Los «mini programas» 

WeChat se detiene ahí, desde hace cuatro años, la app permite a sus usuarios agendar horas médicas, pagar las cuentas de servicios básicos como la electricidad e incluso solicitar vehículos para transportarse por la ciudad desde la misma plataforma, todo esto bajo un sistema denominado «Servicios de la Ciudad». 

Esto se hace a través de «mini programas», una función que puede ser entendida como pequeñas aplicaciones dentro de este gran sistema -que en su última versión incluyó una pantalla de inicio para administrarlas- y que con un simple código las empresas o servicios pueden crear apps para ayudar a los usuarios. 

Didi, la plataforma de transporte similar a Uber que opera en China, tiene uno de estos «mini programas», lo que permite solicitar un vehículo sin salir de WeChat.

Lo mismo ocurre con servicios de entrega de comida o transacciones en diversas áreas.

Actualmente el servicio está disponible para iOS, MacOS, Android, Windows y una versión online, lo que le entrega una mayor facilidad al usuario para entrar a la plataforma sin importar el sistema operativo o dispositivo que esté utilizando en ese momento. 


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