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La elección estadounidense terminó, la transición con el presidente electo comenzó tímidamente, pero en Facebook el problema de la desinformación sigue sin resolverse, en particular por los «super propagadores», estas cuentas que difunden a gran escala rumores infundados sobre fraude electoral organizado por los demócratas.

La ONG Avaaz identificó a 25, incluidas las páginas de Donald Trump Jr y Eric Trump (los hijos del presidente republicano), Kayleigh McEnany (la secretaria de prensa de la Casa Blanca), los presentadores y comentaristas políticos ultraconservadores Dan Bongino, Lou Dobbs y Rush Limbaugh; así como organizaciones pro-Trump como Turning Point USA.

Todas estas personalidades apoyan en su espectacular cuestionamiento de los resultados al actual inquilino de la Casa Blanca, que no ha dejado de tuitear mensajes acusando a sus opositores de haberles «robado» la victoria.

Desde la votación celebrada el 3 de noviembre, contenidos engañosos sobre lo que los afines a Trump denominan «fraude electoral», que se difundieron por estas 25 cuentas, tuvieron «me gusta», comentarios y se compartieron más de 77 millones de veces, según los hallazgos preliminares de un estudio de Avaaz.

Por no hablar del «super propagador» máximo, el propio Donald Trump, o las páginas vinculadas a su exasesor Steve Bannon, recientemente borradas por Facebook.

Sin embargo, el gigante de las redes sociales intensificó las medidas preventivas para luchar contra los intentos de desacreditar el reciente proceso democrático.

La difusión de anuncios políticos se restringió e incluso interrumpió. Se destacaron las fuentes de información consideradas fiables y se frustraron las campañas de manipulación orquestadas desde el exterior.

Viralidad

Facebook evitó así la repetición de los escándalos de 2016, cuando la elección presidencial, que llevó al multimillonario republicano al poder, estuvo marcada por operaciones de desinformación y de denuncias de una interferencia rusa.

Pero estas tácticas no fueron suficientes para detener el flagelo de los falsos rumores que se transmiten sin siquiera recurrir a granjas de trolls extranjeros.

«La desinformación no se vuelve viral así nomás. Los ‘super propagadores’ de esta lista, con la ayuda del algoritmo de Facebook, están en el corazón de esta avalancha de mentiras que ahora definen el debate político para millones de personas en el país», dijo Fadi Quran, director de campaña de Avaaz.

«Facebook conoce la solución al problema -limpiar su algoritmo- pero se niega a aplicarlo y por lo tanto pone en peligro la democracia», dijo.

Tanto Twitter como Facebook respaldaron las advertencias contra decenas de mensajes del presidente, señalando que sus comentarios fueron controvertidos.

En vano, dice Avaaz. Incluso cuando las plataformas ralentizan o impiden la circulación de contenido engañoso, todavía quedan capturas de pantalla.

La asociación cita, por ejemplo, una publicación del jefe de Estado que asegura que el software electoral Dominion había «suprimido 2,7 millones de votos para Trump». Las imágenes de esta publicación se han compartido más de 67.000 veces, en unas 1.800 páginas y grupos, y por lo tanto recibieron casi 244.000 interacciones adicionales, según cálculos realizados con CrowdTangle, una herramienta de análisis de red.

Lista blanca

Los grupos también participan en esta «viralidad distribuida», explica Avaaz.

A raíz del resultado de las elecciones, los grupos privados de fanáticos de Trump y sus teorías de fraude se multiplicaron. Sin carácter público, son difíciles de analizar, pero Avaaz cree que juegan un papel clave en la difusión de diversos contenidos falsos.

Facebook recibió críticas por su aparente renuencia a intervenir más severamente, incluso por parte de algunos de sus empleados, según el medio estadounidense The Information.

Según un artículo publicado el martes, las voces se alzaron internamente en el verano de 2019 para exigir que los políticos ya no estén exentos del programa de «verificación de hechos».

Los empleados se basaron en un estudio interno que mostraba que los usuarios eran más susceptibles de creer en información falsa si provenía de un político.

Pero según la red social, el estudio en cuestión, por el contrario, permitió afinar su enfoque, que consiste en informar sobre si publicaciones de los políticos contienen información que no es validada por los periodistas del programa.

AFP participa en un programa de verificación de medios desarrollado por Facebook, que paga a alrededor de unos 60 medios de comunicación de todo el mundo, generales o especializados, por el uso de sus verificaciones de datos en su plataforma y en Instagram.

«No creemos que sea apropiado para nosotros evitar que el discurso de los políticos sea sometido al escrutinio público», recordó Joe Osborne, portavoz de Facebook.

Sin embargo, no ha confirmado ni negado la existencia de una lista de alrededor de 112.000 cuentas pertenecientes a funcionarios gubernamentales y solicitantes cuyas publicaciones no deben ser verificadas.


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