Como el presidente francés
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Como el presidente francés, Emmanuel Macron, considera que su Gobierno no es lo suficientemente moderno, que las reformas se estancan y que sus ministros no avanzan lo bastante rápido, acudió a la tecnología para afrontar la transformación del país que prometió a sus ciudadanos.

Por ello, Macron decidió valerse de una aplicación para teléfono mediante la que seguirá al minuto el avance de cada medida y la eficacia de cada reforma.

Por el momento, solo los miembros de la administración tendrán acceso a la aplicación, aunque en el equipo de Macron hay voces que piden que se abra al público.

En la app, apuntaron varios medios franceses, cada Ministerio tiene un espacio dedicado, cada reforma aparece valorada en función de su grado de aplicación.

Una barra de estado va cambiando del color rojo al verde a medida que el proyecto en cuestión va tomando forma. Un ministerio con mucho rojo será sinónimo de parálisis.

El presidente francés cree que las nuevas tecnologías deben servir incluso en los procedimientos gubernamentales paralizados.

Así se lo señaló a sus ministros durante el seminario que los reunió el pasado 11 de septiembre.

«Podría cambiar a todos los que están en esta mesa. Los mantuve, pero pido que cambien. Si no cambian, yo los cambiaré. Tienen dos meses para avanzar», dijo el jefe de Estado,  según informó este lunes el diario Le Figaro.

Desde su equipo le propusieron que la amenaza viniera acompañada de un instrumento de control que, en los tiempos que corren, se tradujo en una aplicación para teléfonos móviles. La app le permitirá acrecentar el control sobre su equipo.

Macron vive pegado a su teléfono móvil. Los ministros están acostumbrados a recibir de madrugada mensajes del presidente.

La herramienta la ideó el secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, y su delegado para la transformación pública, Thomas Cazenave.

Macron la acogió con entusiasmo, como una forma de provocar el estruendo que viene pidiendo a sus colaboradores, algo molesto por comprobar que sus deseos de transformación profunda del país naufragaban en el océano.

La crisis de los «chalecos amarillos» le convenció de que hacía falta ir más deprisa y lograr que sus reformas llegarán más a los ciudadanos.

A punto de entrar en el ecuador de su mandato, Macron sabe que afronta un periodo decisivo y que sobre la mesa de su Consejo de Ministros figuran asuntos sensibles, capaces de generar respuestas airadas en parte de la sociedad.

Es el caso de la reforma de las pensiones, que le promete la hostilidad de los sectores más combativos. También, la bioética, que amenaza con despertar a los frentes más conservadores de ese país.

Frentes que pueden despertar a la oposición de izquierda y derecha en un periodo en el que Francia afronta importantes citas electorales de carácter local.

En marzo próximo llegarán las municipales, un test para conocer el estado de sus fuerzas a dos años de las presidenciales. En 2021, las departamentales y regionales serán una suerte de primarias para analizar las opciones de Macron de prolongar su estancia en el Elíseo.

Al frente de la start-up Macron, el presidente no escatima en esfuerzos para afrontar la cita en las mejores condiciones.


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