La esperanza de vida de los hombres en el mundo es, como media, 4,4 años menor que en las mujeres, una brecha que ha aumentado en 16 años. Así lo muestran las estadísticas globales que publica anualmente la Organización Mundial de la Salud y que por primera vez tienen en cuenta las diferencias de sexo.

La esperanza de vida media pasó de 66,5 años en 2000 a 72 en 2016 (74,2 años en mujeres y 69,8 en hombres), de acuerdo con cifras con las que la OMS concluye que debe prestarse mayor atención a las diferencias de género a la hora de elaborar políticas sanitarias.

La organización sugiere políticas especiales de prevención también para el sexo masculino, que, en general, se cuida menos, acude con menor frecuencia al médico o consume como media cinco veces más tabaco y alcohol que el femenino, factores todos ellos que contribuyen a su menor esperanza de vida.

«En muchas circunstancias, los hombres tienen peor salud que las mujeres, y aunque gran parte de eso tiene bases biológicas podría verse ampliado por los roles de género», subraya el informe de 2019 de la OMS.

El estudio señala que la tasa de suicidios es 75% mayor en hombres que en mujeres, y que la de mortalidad por homicidios es 4 veces mayor en el sexo masculino.

Las causas de estos datos son difíciles de sistematizar porque algunas tienen base biológica y otras social, admite la OMS, que por ejemplo indica que las tasas de mortalidad por accidentes de tráfico entre hombres duplican las de las mujeres, porque los primeros en muchos países tienen más trabajos ligados a la conducción.

Causas biológicas, en cambio, generan mayor mortalidad de niños menores de 5 años de edad (41.000) que de niñas (37.000), mientras que las muertes por enfermedades ligadas al alzheimer son más frecuentes en la mujer que en el hombre, precisamente por su mayor esperanza de vida.

«La planificación sanitaria debe tener en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a su exposición a factores de riesgo, acceso a servicios y diferencias en ingresos, y prepararse para tomar acciones», aconseja la OMS al final del informe.

Este no solo tiene en cuenta las diferencias de género, sino también otros factores estudiados en estadísticas anteriores como el nivel de desarrollo, ya que el estudio también denuncia una diferencia de 18,1 años en la esperanza de vida entre países en desarrollo (62,7 años) y desarrollados (80,8 años).

«Dividir los datos por edad, sexo e ingresos es vital para entender quién se está quedando atrás y por qué», señaló en un boletín a raíz de la publicación de las estadísticas el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La tasa de mortalidad de las madres en el parto es 29 veces mayor en países en desarrollo (donde 1 de cada 41 mujeres que fallece lo hace por causas relacionadas con la maternidad) que en los desarrollados, en los que la tasa se reduce a 1 por 3.300.

Mientras en los países desarrollados cerca de 80% de los fallecimientos se producen en el grupo de edad mayor de 70 años, en las naciones más pobres las muertes de niños menores de 5 años de edad todavía representan un tercio del total, y 1 de cada 14 niños en ellas fallecerá antes de su quinto cumpleaños. 


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