La actual guerra comercial entre China y Estados Unidos hace que la crisis en Venezuela sea aún más compleja, dinámica e interesante. Algunos analistas predicen que la guerra comercial Estados Unidos-China podría durar más de veinte (20) años y Venezuela está en medio de los intereses de ambas potencias. El problema de Venezuela tiene que ser entendido en el contexto de la nueva Guerra Fría.

Según el magnate chino Jack Ma, dueño de Alibaba, las tensiones entre China y Estados Unidos no se aliviarán a mediano plazo, ni siquiera si Donald Trump sale del poder. A corto plazo, muchos negocios con presencia en ambos países saldrán afectados. Eventualmente, las empresas de China tendrán que buscar otras alternativas. El magnate se muestra, sin embargo, optimista; cree que esta es una buena oportunidad para que China suba de nivel y muestre su resiliencia económica.

La administración estadounidense de Trump sigue aplicando la política de imposición de aranceles a las importaciones chinas en los Estados Unidos. Aunque la oposición dice que Trump está poniendo en peligro el libre comercio y algunos tratados, el lado de Trump sostiene que estas son medidas necesarias; China ha roto las reglas del libre comercio una y otra vez. Según los funcionarios del Gobierno de Trump, China ha construido y operado un sistema que le permite robar propiedad intelectual y tecnología avanzada de los países desarrollados.

Desde el colapso de la Unión Soviética, la única superpotencia del mundo es los Estados Unidos de América. Aunque Rusia tiene mucho potencial, ya no tiene el mismo peso como potencia mundial. En la lista de posibles candidatos a superpotencia mundial, China es la potencia que lidera la lista. El problema para Estados Unidos es de carácter geopolítico; la superpotencia del mundo tiene un fuerte rival. Estados Unidos busca mantener su estatus.

Los servicios de inteligencia mundial han prendido sus alarmas: China es la mayor amenaza para Estados Unidos y sus aliados. Christopher Wray, director de la FBI, ha declarado hace pocos días que China es la mayor prioridad de la contrainteligencia occidental. Mientras tanto, del otro lado del mundo, los funcionarios chinos han acusado a Washington de iniciar una nueva Guerra Fría.

El Financial Times informó el 3 octubre que Washington había considerado una prohibición total de visas de estudiantes para ciudadanos chinos. Citando a tres personas familiarizadas con la situación, FT reveló que Stephen Miller, un asesor principal del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, había instado a la administración de Trump a hacer imposible que los ciudadanos chinos estudiaran en los Estados Unidos, a fin de controlar el problema de “los agentes de inteligencia no convencionales” que vienen de China.

Los arrestos cada vez son más frecuentes: Meng Hongwei, presidente de Interpol, fue detenido por el Gobierno de China hace dos semanas. Las condiciones del arresto de Hongwei fueron misteriosas y afectaron la imagen global de China. A finales de septiembre, Ji Chaoqun, fue detenido en Chicago (Estados Unidos) por trabajar, supuestamente, como espía de Beijing (China). Todo ocurrió a finales de septiembre, en la misma semana que la directora de la CIA, Gina Haspel, advirtió sobre la creciente influencia de China en el extranjero. Según Estados Unidos, la tarea de Chaoqun era simple: identificar a potenciales espías para su posterior reclutamiento.

La red internacional de inteligencia militar en contra de China se llama Five Eyes y está sumando cada vez más aliados. Australia, Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda, los Estados Unidos de América, Alemania y Japón se han unido. “Five Eyes” ha sido creada con el fin de contrarrestar la influencia de las potencias emergentes como China y Rusia a nivel mundial y frenar el espionaje de los servicios de inteligencia no occidentales. Según Occidente, China ha interferido en las elecciones de países como Estados Unidos.

Hasta 2013-2014, la hostilidad entre Venezuela y Estados Unidos no pasaba, por lo general, de la retórica y la diplomacia. Las empresas estadounidenses no solo continuaron comprando el petróleo venezolano, sino que la mayoría de los bienes importados que se consumen en Venezuela provienen de Estados Unidos. El principal destino de las exportaciones venezolanas también es Estados Unidos. Deutsche Welle (Alemania), el año pasado, informó que el 60% de los tenedores de bonos venezolanos son empresas estadounidenses.

Más allá de las declaraciones incendiarias de Hugo Chávez, Estados Unidos siguió siendo el principal aliado comercial de Venezuela. Este pequeño detalle siempre llamó la atención de muchos analistas internacionales. Aunque China e India han logrado convertirse en grandes aliados comerciales de Venezuela, todavía no superan a los Estados Unidos, según los datos suministrados por la CIA (2017). Rusia no está ni remotamente cerca de hacerlo. En los ámbitos militar, petrolero y estratégico, es que vemos la relevancia de Rusia en Venezuela.

La política exterior de Estados Unidos frente a Venezuela se ha vuelto más agresiva desde 2014-2015. Las sanciones en contra de funcionarios venezolanos acusados de corrupción han ido escalando paulatinamente, llegando incluso a tocar los bonos de PDVSA, la principal empresa del país. William Brownfield, ex-embajador de Estados Unidos en Venezuela y Colombia, sugirió reciente un embargo petrolero a Venezuela. Cabe destacar que, el escenario de un embargo petrolero es mucho más probable que la hipotética intervención militar que algunos sugieren; que podría tardar varios años en materializarse.

La solución a los problemas de Venezuela pasa por Estados Unidos, pero también por el Gigante Asiático. China ha invertido mucho dinero en Venezuela, después de todo. Hasta 2015, la revista Forbes todavía señalaba que Venezuela era el principal destino de las inversiones chinas en América Latina. Según Juan Francisco Lobo de la ONG Open Democracy, los costos de intervenir militarmente a un país aliado de China, sin su consentimiento, son muy altos. Lobo considera que los resultados a largo plazo pueden ser catastróficos y superan ampliamente los beneficios que podrían obtenerse. En la búsqueda de una solución a la crisis venezolana, China es esencial por la importante presencia que tiene en el país.

En el contexto de una nueva Guerra Fría, es esencial comprender la trascendencia de nuestro país y el papel geopolítico que juega en esta situación. Incluso si se negociara una transición democrática en Venezuela, no todos van a quedar muy satisfechos. En ciertos aspectos, los intereses estratégicos y económicos de ambos países chocan. Venezuela está en el medio de los intereses de Estados Unidos y China.

En las actuales circunstancias, las dos potencias están enfrentadas y hay menos espacio para las posiciones moderadas y equilibradas. El mundo, lentamente, comienza a dividirse en dos bloques y tenemos una Europa con una posición ambigua y acomodaticia. Estados Unidos necesita aplicar una política exterior más agresiva que en años anteriores; sin pasarse de la raya, por supuesto. Estados Unidos cree necesario darle ya un parado a China.

A finales de agosto, Emmanuel Macron (Presidente de Francia) sorprendió a Occidente cuando declaró que Europa debía aumentar la cooperación militar y estratégica con Turquía y Rusia, al mismo tiempo que reducía su dependencia de Estados Unidos. Según Macron, una alianza estratégica entre Europa, Turquía y Rusia le daría mayor fuerza y estabilidad a la región. Emmanuel Macron, incluso habla, entre líneas, de proyectos a largo plazo: “No es posible construir y desarrollar Europa en una perspectiva a largo plazo sin revisar sus relaciones con Rusia y Turquía”.

Por el otro lado, Europa ha creado un sistema de pagos para seguir comercializando con Irán y evadir las sanciones estadounidenses. John Bolton de la administración de Trump en Estados Unidos ha sido claro; todos aquellos que hagan negocios con Irán sufrirán terribles consecuencias. Si Europa insiste en comercializar con Irán a través de un mecanismo alternativo de pagos, Estados Unidos va a penalizar a la Unión Europea y a las empresas involucradas en las negociaciones.

¿Cuál debería ser la posición de Venezuela? ¿Con qué intereses se alinearían los partidos políticos venezolanos en este escenario? En nuestro país, los partidos políticos opositores venezolanos están alineados con Occidente, es decir, con Estados Unidos y Europa. Un posible e hipotético enfrentamiento entre Europa y Estados Unidos podría dejarnos entre la espada y la pared. Si nos ponen a escoger entre Estados Unidos y Europa: ¿qué escogemos?

Aunque el debate sobre de la guerra comercial Estados Unidos-China es fundamental en todos los países de Latinoamérica, en Venezuela todavía no se le ha dado mucha relevancia en los medios de comunicación y redes sociales. Los politólogos venezolanos debemos ver más allá de nuestras fronteras. La crisis venezolana, en medio de esta coyuntura política internacional, nos coloca en una posición todavía más delicada. El mundo entero está siendo afectado y nosotros no somos la excepción; todo lo contrario. La crisis venezolana nos hace todavía más vulnerables.

Autor:
Vicente Quintero
Lic. En Estudios Liberales (Universidad Metropolitana & Universidad Estatal Politécnica de San Petersburgo)
Twitter @vicenquintero


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