Ha muerto Doris Day, otro ícono delcine nos ha dejado. El mundo habla de sus películas, se escuchan suspiros y elogios sobre su trabajo.Todos le rindenpleitesía, pero especialmente en Hollywood se han concentrado en volver la mirada hacia una de sus más talentosas representantes. En la gran industria del cine se venera el pasado. Nada les importa más que los iconos y personajes que han representado sus valores y maneras de ser durante años. La gran industria del cine está curada deolvido. Mantienen muy presentes a todos los que forman (o han formado) parte de ella.

En América Latina y especialmente en Venezuela no pasa algo similar. La memoria es corta. El interés inexistente. Los iconos de unaépoca  no tan lejanacon el paso del tiempo se convierten en  dinosaurios que pocos recuerdan.

El cine y la televisión venezolana no tienen memoria, el público olvida pronto y muy pocos críticos  trabajan en mantener la memoria de un universo que cada día se desdibuja más.

Más allá de la crisis actual, la cultura venezolana (cine, televisión, música) siempre ha contado con una popularidad exigua y timorata. Quizás por eso muchos actores, actrices, músicos y cantantes venezolanos han muerto en el completo olvido. A diferencia de Hollywood, aquí no hay nostalgia ni interés por nada que no sea lo inmediato.

Mientras que en Hollywood, Frank Sinatra, Doris Day, Vivian Leigh oMarilyn Monroe son personajes cuya obra es revisitada, respetada e incluso venerada, en Venezuela pocos conocen los alcances de cualquier actor o actriz que haya hecho carrera en los años cincuenta, sesenta e incluso noventa.

Doris Wells y otros son parte de un pasado que pocos recuerdan o conocen. En Venezuela el pasado es un terreno que a pocos les gusta visitar. Si hablamos de arte: música, televisión, cine o entretenimiento, la memoria del venezolano está permanentemente en blanco.

Por el contrario, Hollywood ha construido (y sigue construyendo) una cultura que acoge al pasado como un territorio fértil. Un mundo que merece protección, cuyo valor es inconmensurable porque a partir de él construyen el futuro y afianzan el presente.

A fin de cuentas para eso sirve el pasado, para aprender y continuar con la labor que otros han comenzado. Sin visitar el pasado estamos condenados a volver a empezar desde cero cada día. Repitiendo errores e ignorando virtudes que también nos han forjado.

Murió Doris Day, pero no su obra.  En Venezuela no hace falta que un actor muera para que su trabajo quedé sepultado. ¿Cambiarán las cosas algún día? Solo Dios sabe.


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