El cambio que acaban de acordar los Tiburones y los Tigres puede asumirse como un pacto discreto, que no involucra protagonistas, sino actores de reparto. Eso puede ser una nueva señal de lo que será la temporada 2019-2020, con jugadores de poca nombradía emergiendo como figuras para el juego diario. O puede ser una pista de lo que están trabajando esas organizaciones.

La Guaira recibió al pitcher Wuilder Rodríguez. Tiene experiencia en la LVBP, pero escasa. Firmó tarde en Venezuela, cuando ya tenía algunos años en las Ligas Menores, y últimamente se ha visto detenido por las lesiones, que le tienen siguiendo un programa de trabajo en categoría Novatos, a pesar de contar con experiencia en Triple A.

Aragua tomó al jardinero Anthony Concepción, toletero que le dio algunas alegrías a la afición salada, que este año empezó en la Liga del Norte de México y que actualmente se encuentra en la Liga Bolivariana.

Será interesante ver qué papel tendrán ambos en la zafra que se acerca.

El de Rodríguez es el más obvio. Fernando Veracierto, nuevo gerente general de los escualos, trabaja para los Cerveceros y conoce al serpentinero. Maneja información privilegiada, respecto a su salud y condiciones físicas. Es de suponer que está conteste con su estado, a pesar de haber sido asignado a las divisiones inferiores de Milwaukee por estar lastimado.

Es un lanzador con cierta capacidad ponchadora y aceptable control. Perdió impulso en los últimos dos años, pero llegó a lucir bien en las granjas de los lupulosos. En el país se mostró poco y no dejó buenos números, con 4.96 de efectividad en los 14 relevos que hizo a partir de 2017. Pero todavía tiene buen brazo, cuenta 26 años de edad y nadie puede negar la importancia que en la pelota invernal tiene la correcta dotación de serpentineros en el staff.

Rodríguez no sobra en el Universitario. Y mucho menos si el costo es Concepción. Sí, el patrullero tiene sus simpatizantes y ciertamente era capaz de aportar desde la banca, pero es también evidente la diferencia que en este momento existe entre ambos: mientras uno todavía se encuentra en el beisbol organizado, con la esperanza de reemprender el camino a las Mayores, el otro se mantiene en forma con los Cacaoteros de Miranda.

Los Tiburones adquieren al jugador más caro de los dos, en términos de valor actual. Los Tigres apuestan por llenar una carencia, la ofensiva, y apelan al recuerdo de quienes, como Luis Jiménez y David Peralta, pasaron por el Beisbol Tradicional Caroreño o la propia Liga Bolivariana, camino a la gran carpa.

Concepción no es un jonronero, aunque ha mostrado capacidad para los extrabases. No es, en teoría, el jugador en quien se piensa al imaginar un lineup para las últimas semanas de diciembre o el inicio de los playoffs. Tampoco lo es Leobaldo Piña, el otro bate adquirido por los felinos en el receso entre campañas. Pero parece evidente que muchos peloteros establecidos faltarán al venidero torneo y a los rayados les urge conseguir poder criollo, siendo que apenas contaron con ocho nativos capaces de sacar la pelota del parque en la 2018-2019 y apenas dispararon un jonrón por cada dos juegos.

Por eso vuelven a ceder pitcheo. Confían en que tienen suficiente juventud en esa área, para sacrificar en pos de sumar maderos. Cada quien busca hacer cambios de acuerdo con su propia realidad.

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