Protestas en Cuba
GETTY IMAGES

«Internet sigue cortado, no sé dónde están muchos de mis amigos», dice uno de los manifestantes que grabó y compartió videos de las protestas en Cuba.

Este martes continúa la restricción parcial del servicio y el bloqueo selectivo de redes sociales que ha obstaculizado el flujo de información en la isla, tras las históricas protestas del domingo donde los manifestantes difundieron «en vivo» lo que estaba pasando en distintos puntos del país.

Así respondió el gobierno de Miguel Díaz-Canel a la llamada «revolución digital» de los opositores que, desde la masificación del acceso a internet entre los cubanos hace poco más de dos años, ha generado vías de información alternativas a los medios oficiales.

Y que el domingo 11 de julio abrió un nuevo capítulo en la historia reciente de la isla.

Comenzó en San Antonio de los Baños y se expandió como una ola por el resto de Cuba.

Fue ahí, en una ciudad a 26 kilómetros de La Habana, donde el domingo, a eso de las 11 de la mañana, iniciaron las primeras transmisiones en vivo de personas protestando en las calles a través de Facebook Live, algo conocido por los cubanos como «la directa».

Los opositores al gobierno prefieren «la directa» porque, a diferencia de los videos grabados y publicados en otras plataformas, no se puede borrar.

Fue así como las transmisiones en directo en San Antonio encendieron el fuego en otras ciudades que se fueron sumando a las manifestaciones, hasta que internet dejó de funcionar en varios puntos del país.

«Eso fue como un efecto dominó. Vimos una protesta espontánea en San Antonio y eso se propagó», dice el activista Alfredo Martínez Ramírez desde La Habana, quien grabó videos de las manifestaciones en La Habana.

«No es lo mismo ver que el pueblo se tiró para la calle a que te lo cuenten. Eso da coraje», señala en diálogo con BBC Mundo.

Las protestas se iniciaron en la ciudad de San Antonio de los Baños, al suroeste de La Habana y se extendieron por todo el país | Foto Getty

Martínez dice que participó en varias protestas donde grabó videos de los manifestantes y de la violencia policial y los compartió en redes sociales. «Estuve afuera del Capitolio y publiqué los videos en Facebook».

(Puedes ver los videos grabados por Alfredo Martínez en este link. La BBC no se hace responsable del contenido publicado por otros sitios web o redes sociales).

Como él, otros manifestantes difundieron videos en redes que dieron la vuelta al mundo.

El presidente Miguel Díaz-Canel aseguró el lunes que las protestas buscaban «fracturar la unidad» del pueblo cubano y desacreditar «la labor del gobierno y de la revolución».

«Hay un sector que delinque. Ayer vimos delincuentes. Ayer la propuesta no fue pacífica, hubo vandalismo (…) apedrearon a fuerzas de la policía, viraron carros. Un comportamiento totalmente vulgar, indecente, delincuente», insistió.

«Nosotros no llamamos al pueblo a enfrentar al pueblo. Nosotros hicimos un llamado al pueblo a defender la revolución, a defender sus derechos. Y el pueblo apoyó».

En redes sociales también se difundieron manifestaciones a favor del gobierno.

BBC Mundo solicitó una entrevista con el gobierno, pero hasta ahora no ha recibido respuesta.

«Las redes sociales fueron el detonante»

«Internet fue un facilitador de las protestas porque permitió que la gente compartiera imágenes en tiempo real en Facebook Live», dice desde Nueva York Ted Henken, autor del libro Cuba’s Digital Revolution («La revolución digital de Cuba»), publicado en junio.

«Por eso se pudo contagiar tan rápidamente por todo el país. Las redes sociales fueron el detonante que canalizó la frustración social», le dice a BBC Mundo.

Según Henken, ha sido muy importante que las personas puedan hacer «la directa» porque no le da la posibilidad al gobierno de obligar a las personas a que eliminen los contenidos que han publicado.

«Esos videos compartidos en Facebook Live fueron grabados por los mismos manifestantes, no por personalidades», agrega.

Sin embargo, contribuye al efecto multiplicador el hecho de que otros medios de comunicación, periodistas independientes, influencers, artistas, los difundieran.

Así fue como rápidamente se masificaron las etiquetas #SOSCuba o #SOSMatanzas que estaban dando vueltas hace unos días en las redes sociales, sumándose a otras ya conocidas como #PatriaYVida.

Además de Facebook, que es la red más importante en la isla, los cubanos utilizan Whatsapp, Signal y Telegram, bautizados por Henken como «Los tres mosqueteros», y en menor medida, Twitter e Instagram.

Con todo, advierte el autor, es importante «no pecar de optimismo», porque aunque el acceso a internet ha cambiado el juego en Cuba, no se puede saber quién va a ganar.

«Internet ha sido como una especie de perestroika»

Diciembre de 2018 es considerada como una fecha emblemática en Cuba: es el momento en que las personas tuvieron acceso a internet de manera más masiva a través de sus celulares.

Por eso muchos dicen que ese momento marcó un antes y un después en la historia reciente de la isla.

«Internet ha sido como una especie de perestroika en el contexto cubano», señala Norges Rodríguez, director del medio de comunicación opositor online Yucabyte.

Otro hito que ha marcado el papel de las redes sociales en las protestas cubanas ocurrió en noviembre de 2020, cuando miembros del Movimiento San Isidro hicieron «directas» de su huelga de hambre.

Y luego, cuando fueron desalojados por la policía, simpatizantes hicieron una protesta que también fue transmitida en vivo por las redes.

«Es un efecto acumulativo», apunta Rodríguez.

Analistas coinciden en que el acceso a internet, junto al deterioro de la situación económica y los estragos que ha causado la pandemia de covid-19, son algunos de los factores que confluyeron para que los opositores salieran a las calles.

«Comida, medicamentos, vacunas, libertad, son las demandas comunes. Son las mismas frustraciones, pero ahora tienen la misma tecnología», explica Ted Henken.

Con la masificación de internet, en los últimos dos años el país ha sido escenario de manifestaciones que han adquirido fuerza a través de la redes sociales.

En 2019 hubo campañas online contra el Referendo Constitucional y convocatorias a marchas a través de las redes por los derechos de las personas LGBT, comenzaron a circular memes críticos con el gobierno y los youtubers con discurso disidente se hicieron más populares.

Así fue ganando tracción un movimiento que reivindica la necesidad de cambios en el país a través de las redes, un fenómeno que, sin esas plataformas, habría sido más difícil, apunta Henken.

Internet: un arma para los dos bandos

Han pasado más de dos años desde que se masificó el uso de internet en Cuba.

Su influencia ha alcanzado tal magnitud que es una pieza clave entre los opositores, pero también para el gobierno.

Policías y agentes vestidos de civil reprimieron a manifestantes | Foto Getty Images

Así como el domingo en la mañana -y durante varias horas- la gente pudo hacer «la directa» sin mayores dificultades mostrando lo que ocurría en las protestas en distintos puntos del país, el gobierno también reaccionó.

Fue a eso de las 4 de la tarde cuando el gobierno cubano comenzó a cortar internet. Se acabaron los Facebook Live y la falta de información sembró el desconcierto.

Cortar las redes es, de una u otra manera, como cortarle el oxígeno a los manifestantes.

Un «blackout digital» que se ha extendido hasta este martes y que se puede prolongar por el tiempo que el gobierno estime necesario.

«Casi todos mis amigos están sin internet», dice Alfredo Martínez Ramírez.

«Y hay muchos que no sabemos dónde están», agrega.

Una confrontación digital que se ha convertido en un arma clave para los dos bandos.

«¿Quién va a controlar la revolución digital cubana?… nadie y todos, porque no hay un ganador claro. Esto es una batalla», advierte Ted Henken.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!