El huracán Irma sigue avanzando imparable por el Atlántico, dejando un rastro de destrucción en el Caribe y con el sur de la península de Florida y sus cayos sintiendo el primer impacto de su furia.

Un funcionario del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NOAA-NWS) en Cayo Hueso afirmó que la situación es extremadamente peligrosa y advirtió a los residentes a tomar refugio.

Los comunicados de NOAA-NWS no pueden ser más explícitos, aconsejándoles a los ciudadanos: «¡Protéjanse inmediatamente!» y alertando de la formación de tornados que muy seguramente levantarán árboles, autos, techos, casas móviles y quebrarán ventanas.

Se estima que esas extremas condiciones se mantendrán por varias horas, hasta el mediodía local.

Hasta el momento el poderoso ciclón -que había bajado de intensidad hasta la categoría 3 al atravesar la costa noreste de Cuba y volvió a subir a categoría 4 en las primeras horas de la madrugada- ha dejado una veintena de personas muertas y ha arrasado islas como San Martín o Barbuda.

Desde hace días los pronósticos indican que, tras pasar por territorio cubano, Irma debe tomar una trayectoria hacia al norte.

Hay preocupación por la ciudad de Tampa que ahora se ubica directamente en el camino de la tormenta, la cual se está dirigiendo más hacia el occidente de lo que se había previsto originalmente.

El área de Tampa Bay, con una población de unos 3 millones, no ha recibido el impacto de un fuerte huracán desde 1921.

Hasta este viernes se pensaba que el ciclón podía impactar directamente en la ciudad de Miami y su área metropolitana aunque los últimos modelos meteorológicos indican que el giro al norte lo realizará entrando por la costa oeste de Florida.

Ante la llegada de Irma las autoridades de Florida ordenaron la evacuación de 6,3 millones de personas, muchas de las cuales viven en zonas costeras inundables vulnerables a la marejada ciclónica, que en en este caso podría ser superior a los 3 metros.

Y no hay lugar más vulnerable a una subida del mar de esta magnitud que los cayos del sur de Florida.

Gran marejada

El sábado por la tarde lo vientos huracanados de Irma se empezaron a dejar sentir en Cayo Hueso, el territorio más al sur de Estados Unidos, conocido en todo el mundo por ser el lugar donde pasaba largas temporadas el escritor Ernest Hemingway, cuya casa museo atrae cada año a miles de turistas.

Se teme que sea allí o en los cayos más al norte, situados menos de 5 metros por encima del nivel del mar, donde el ojo del huracán -el más potente jamás registrado en aguas abiertas del Atlántico- toque tierra en la madrugada del domingo.

Pese a que se emitió una orden de evacuación para todos los cayos de Florida, decenas de residentes decidieron quedarse en sus casas y hacer frente a la peligrosa tormenta.

Jamie Rhome, del Centro Nacional de Huracanes de EE UU (NHC, por sus siglas en inglés), aseguró a medios locales que al tratarse de un gran huracán se espera que traiga consigo una gran marejada.

Por eso Rhome recomendó a todos los que se encuentran en los cayos o en la costa oeste de Florida que evacúen la zona, recordando que Irma lleva vientos huracanados que se extienden más de 100 kilómetros desde su ojo.

Alerta de última hora

El sábado por la tarde todavía existía incertidumbre sobre dónde ese ojo tocará tierra tras pasar por los cayos, aunque los modelos apuntan que el lugar podría ser la vulnerable bahía de Tampa. 

Esta ciudad no experimenta un gran huracán desde 1921, cuando apenas contaba con una población de 10.000 habitantes.

En la actualidad en la zona de Tampa viven cerca de 3 millones de personas por lo que se teme que, de recibir un impacto directo, se produzcan cuantiosos daños materiales y humanos.

El cambio en la trayectoria del huracán hacia la costa oeste de Florida hizo que las autoridades de Tampa se vieran obligadas a emitir a última hora alertas de evacuación para decenas de miles de sus residentes en áreas bajas.

Durante décadas, los responsables de gestión de desastres en EE UU, han incluido a Tampa, junto a urbes como Miami, Nueva Orleans o Nueva York, entre las ciudades más vulnerables ante la subida del nivel del mar, ya sea por los efectos de un huracán o por el cambio climático.

Pero Irma no solo causa preocupación en Tampa. Otros lugares como el vecino Saint Petersburg, Naples, Fort Myers o Sarasota, todos en la costa oeste de Florida, aparecen en los pronósticos como áreas que podrían resultar impactadas fuertemente por el huracán.

Donna Tubbs, quien vive en una parque de casas móviles en Lakeland, el este de Tampa, le explicó a una cadena local de noticias que, pese a tener las maletas hechas, decidió quedarse durante el huracán.

«Todas las familias aquí planean quedarse», dijo, explicando que en la zona viven muchas enfermeras jubiladas que quieren ayudar en los trabajos de rescate y reconstrucción.

Otros residentes de la zona mostraron su frustración con los pronósticos del recorrido del huracán, que hasta este viernes lo situaban en la costa este de Florida y que en unas pocas horas lo han mandado hacia el oeste, haciendo que muchas personas tuvieran que improvisar a última hora planes de evacuación.

El recuerdo de Andrew

Pese a haber bajado de categoría en las últimas horas, Irma continúa siendo un huracán de proporciones gigantescas, con vientos de más de 200 km/ h.

Se espera que durante los próximos dos días el ciclón suba por la costa oeste de Florida hasta llegar al estado de Georgia, ya como tormenta tropical.

Mientras Irma se acerca al sur de Florida, muchos tienen en la mente también otro nombre: Andrew.

Fue hace 25 años que ese huracán de categoría 5 arrasó esta región del sureste de EE UU, causando daños valorados en cerca de US$25.000 millones.

Con vientos que superaron los 260 km/h y una marejada de más de cinco metros de altura, Andrew -una de las tormentas más devastadoras de la historia de EE UU- cambió la geografía, la demografía y la economía de la región, así como la manera en la que sus habitantes perciben los huracanes.

La historia de Irma todavía se está escribiendo.


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