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Han pasado casi cinco años desde que Shinzo Abe asumió el gobierno como primer ministro de Japón por segunda vez.

Los tres pilares del Abenomics: gasto público, facilidad en la política monetaria y amplias reformas.

Mientras la bolsa sigue en alza y las perspectivas para la economía son optimistas, años de un crecimiento estancado de los salarios y el rápido envejecimiento de la población ofrecen varias lecciones para otras economías desarrolladas, de acuerdo a un análisis hecho por la corresponsal de Negocios de BBC News Szu Ping Chan.

1. Bajo desempleo

Un bajo nivel de desempleo no siempre lleva a mejores salarios, que es lo que sugiere la teoría económica convencional, según la cual, la dificultad para conseguir mano de obra hace que las empresas ofrezcan mayores incentivos para atraer personal.

Esto además, «calienta la economía», ya que las personas tienen más dinero para gastar y la alta demanda empuja los precios al alza.

Pero en la realidad, el crecimiento permanece débil en el mundo, a pesar de que el desempleo ha caído a tasas que existían antes de la crisis financiera de 2008.

En este escenario, Japón es un ejemplo de cómo en un país con bajo desempleo, está en su nivel más bajo desde hace dos décadas (2,8%), y los salarios no aumentan.

En el papel, el país está cerca del pleno empleo. Las compañías sufren por la falta de mano de obra a niveles que no eran vistos desde comienzo de los 90.

Sin embargo, el aumento de trabajos esporádicos y de medio tiempo han provocado un mercado del trabajo dual, donde los trabajadores «no regulares» son peorpagados que los permanentes.

En Japón, el número de trabajadores con contrato temporal o a media jornada subió a 37,5% el año pasado, desde 20,3% en 1994, según Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La idea de «un trabajo para toda la vida» está arraigada en la sociedad japonesa, algo que también limita el crecimiento de los sueldos, dado que pocos empleados amenazan con cambiarse de trabajo si no reciben un aumento.

Por otro lado, Koichi Hamada, un asesor del primer ministro, dice que la automatización es una amenaza para millones de japoneses y tiene un fuerte efecto en los salarios.

«Para los que son reemplazados por la inteligencia artificial, el mundo es muy duro, y no creo que los salarios y los precios, al menos en Japón, subirán al mismo nivel que lo hicieron hace 20 años».

2. Envejecimiento de la fuerza de trabajo

La población japonesa está envejeciendo a un ritmo acelerado y las personas mayores están poniendo una fuerte presión en las arcas estatales. Hace poco la OCDE advirtió que el futuro económico del país depende de cómo maneje su problema demográfico.

Vivir más años es una razón para celebrar, pero al mismo tiempo alguien tiene que pagar eso años extra. Las familias en economías desarrolladas están teniendo menos hijos, lo cual implica que no hay los suficientes trabajadores que puedan pagar las pensiones de los jubilados.

Se calcula que el gasto social en la población mayor aumentará otro 7% del Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos 40 años.

Una solución es que las personas trabajen más años.

Yoshihiko Kunihiro, presidente de la empresa tecnológica Fullheart Japan, dice que el 10% de sus trabajadores tienen más de 60 años. Su trabajador con más edad tiene 78 años y todavía trabaja a jornada completa.

En Reino Unido, por ejemplo, el gobierno ha relacionado la pensión estatal con la longevidad proyectada.

Si los gobiernos quieren ordenar sus finanzas, tendrán que subir impuestos o reducir el gasto para poder pagar la cuenta.

3. El peligro de la deflación

La deflación, es decir la caída de precios en la economía, en largos períodos puede hacer que la economía se estanque.

Tras años de deflación o inflación muy baja, la deuda de Japón ha escalado a más de 200% del PIB.

El estancamiento del alza de los sueldos comienza a afianzarse, se pierde la confianza, los acuerdos salariales pierden fuerza, las compañías se vuelven más reacias a contratar empleados, y el proceso se repite.

La deflación también es mala para el endeudamiento. Esto es porque mientras el gasto total en una economía fluctúa, los montos adeudados no caen.

Entonces cuando el movimiento de dinero baja, la deuda se hace más grande en relación a su tamaño.

Tras años de deflación, la deuda total (bruta) está en vías de aumentar a 600% para el 2060, si el gobierno no genera más ingresos públicos.

Abenomics ha ayudado a reactivar la economía, subiendo el gasto total y limitando el crecimiento del nivel de deuda. El tiempo mostrará si esta fórmula va a durar.


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