Se trata de una «carrera contra el tiempo».

Así describe el primer ministro nipón, Shinzo Abe, la situación por la que atraviesa Japón, tras días de precipitaciones récord en el oeste del país que provocaron graves inundaciones y desprendimientos de tierra.

Las fuertes lluvias han dejado un centenar de muertos, según la prensa local, y docenas de personas están desaparecidas.

Los equipos de rescate trabajan a contrareloj para salvar a aquellos atrapados por las lluvias torrenciales.

Las autoridades han ordenado la evacuación de casi 5 millones de personas y la agencia meteorológica nipona advierte que la situación sigue siendo de »extremo peligro».

Las lluvias comenzaron el jueves y han dejado precipitaciones récord en varias regiones del archipiélago japonés.

Una de las ciudades más afectadas es Kurashiki, que tiene una población de unos 500.000 habitantes.

En los operativos, se tuvieron que utilizar helicópteros y botes para sacar a los ciudadanos de sus casas y ponerles a salvo.

Algunos de los ciudadanos de las zonas más afectadas tuvieron que escalar hasta el tejado de sus viviendas para huir de las inundaciones.

Los rescatistas se enfrentan a numerosos obstáculos, como el barro acumulado y la fuerza de la corriente del agua en algunos puntos.

Alrededor de 50.000 personas, entre rescatistas, policía y militares, han sido movilizados para ayudar en el desastre, que ha provocado el mayor número de muertos en el país desde otro incidente similar ocurrido en 2014.

Entonces, al menos 74 personas fallecieron por derrumbamientos provocados por lluvias torrenciales en la región occidental de Hiroshima.

En algunos lugares las precipitaciones de los últimos días han supuesto casi cuatro veces más de la cantidad que suelen registrar en todo el mes de julio, según la Agencia Meteorológica de Japón.


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