Brasil
GETTY IMAGES | Vista aérea de la zona portuaria inundada de Porto Alegre

Las inundaciones causadas por las precipitaciones y el desbordamiento de ríos en el sur de Brasil han dejado un nivel de devastación sin precedentes que ya ha cobrado al menos 100 muertos, mientras que más 130 personas continúan desaparecidas.

Según las autoridades, se trata del peor desastre natural de la historia del estado de Rio Grande do Sul.

La capital del estado, Porto Alegre, continúa recibiendo precipitaciones que han dejado parte de la ciudad a oscuras y sin agua.

Las lluvias de este miércoles hicieron que el ayuntamiento de la ciudad interrumpiera las operaciones de rescate de personas que han quedado varadas.

Imágenes satelitales muestran cómo algunos de los principales ríos de Rio Grande do Sul se han desbordado y abandonado sus cauces.

Suzan, quien vive en Porto Alegre, asegura que los habitantes de la ciudad «nunca habían experimentado algo así».

«Hay miles de personas que perdieron sus casas. No tenemos agua. Mi suegra tiene 90 años y los socorristas tuvieron que llevarla en brazos. Es increíble lo que está pasando», añade en una nota de voz que le envió a la BBC.

La iglesia cristiana Aliança de Porto Alegre se ha convertido en uno de los refugios temporales de personas que no pueden regresar a sus hogares debido a que muchos de ellos han quedado completamente bajo el agua.

Roselaine da Silva es una de ellas. Actualmente vive en esa iglesia con sus tres hijos, uno de los cuales es autista, y sus dos perros.

Las lágrimas corren por su rostro al recordar los dos gatos que dejó en el techo de su casa del barrio Sarandí, en el norte de Porto Alegre. Esa era la única parte que no había sido tragada por el agua.

«Mi hijo intentó rescatarlos hoy (miércoles) pero no pudo. He llorado mucho, me culpo mucho por esto», le dice en llantos a BBC Brasil.

FERNANDO OTTO/BBC | Roselaine da Silva llora al recordar a sus dos gatos que se quedaron en el techo de su casa

«Presupuesto de guerra» para la reconstrucción

Las últimas estimaciones sugieren que 155.000 personas se han quedado sin hogar debido a las lluvias que han afectado a la gran mayoría de los 497 municipios de Rio Grande do Sul.

La devastación ha sido tal que algunos parlamentarios brasileños, como el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, han propuesto crear un «presupuesto de guerra», similar al que se planificó durante la pandemia de covid-19.

El ministro de Integración y Desarrollo Regional, Waldez Góes, estimó que sólo reconstruir las carreteras destruidas por las inundaciones en el Sur debería costar al menos unos mil millones de reales (US$200 mil millones).

Según Marcelo Dutra da Silva, profesor de Ecología de la Universidad Federal de Rio Grande, las variaciones climáticas extremas llegaron para quedarse y por eso Brasil debe planificar la reconstrucción de Rio Grande do Sul teniendo en cuenta cuáles son las zonas más seguras y resistentes a las variaciones climáticas extremas, que llegaron para quedarse.

«Ciudades enteras tendrán que cambiar de ubicación. Es necesario alejar las infraestructuras urbanas de los entornos de mayor riesgo, que son las zonas más bajas, planas y húmedas, las zonas de ladera, las riberas de los ríos y las ciudades que están dentro de los valles», le dice a BBC Brasil.

Tales cambios implicarán lo que él llama «desedificación»: eliminar estructuras urbanas que se encuentran en áreas de riesgo y comenzar de nuevo en regiones más seguras.

“Necesitamos devolver a la naturaleza estos espacios más sensibles a las inundaciones”, afirma.

Antes del 6 de mayo, la densidad de las nubes en muchas regiones de Rio Grande do Sul impedía la toma de imágenes aéreas que permitieran comprender la magnitud de los daños.

Pero el cielo comenzó a aclararse el lunes, mostrando la devastación total de algunas zonas.

En Charqueadas, una ciudad de 41 mil habitantes al oeste de Porto Alegre, el río Yacuí se desbordó y formó un mar de lodo que barrió todo lo que se encontró a su paso.

La ciudad de Cruzeiro do Sul, que está a orillas del Taquari, un río que desemboca en el Yacuí, registraba el martes el mayor número de muertes en el estado -ocho- según un boletín difundido por las autoridades.

El municipio limita con Lajeado y tiene alrededor de 12.000 habitantes.

Las imágenes satelitales permiten estimar la magnitud de las inundaciones y cómo el río «invadió» zonas con casas y edificios.

Las lluvias «empeorarán»

MetSul, una agencia meteorológica, predice que las inundaciones en el sur del estado, cerca de las ciudades de Pelotas y Río Grande, empeorarán en los próximos días y el agua llegará a lugares «donde nunca llegó».

«La cantidad de agua que fluye por los aproximadamente 300 kilómetros entre Guaíba y la parte sur de la Lagoa dos Patos, técnicamente Laguna dos Patos, es colosal. Todos los ríos que desembocan en la Lagoa han tenido inundaciones récord», prosigue la agencia.

«El agua llegará a lugares de Pelotas donde nunca llegó, incluido el Centro (…) En algunos lugares, las inundaciones serán de severas a extremas».

Por su parte, Climatempo, un canal de televisión brasileño especializado en pronósticos meteorológicos, anunció que más que el volumen de lluvias preocupa la previsión de tormentas (lluvias intensas con relámpagos) y fuertes vientos en todo el estado.

La mañana de este jueves, unas 1,4 millones de personas se habían visto afectadas en 425 municipios (85% de los municipios de Rio Grande do Sul).

Asimismo, cerca de 67.000 personas se encontraban en refugios y otras 164.000 habían tenido que abandonar sus hogares.

GETTY IMAGES | Mujer evacuada en andas

El pronóstico es peor para el fin de semana.

A partir del viernes, «existen condiciones de lluvias frecuentes, ocurrencia de tormentas y acumulaciones extremas», especialmente en la zona centro-norte del Estado, incluidas las regiones que ya han sido fuertemente afectadas.

Defensa Civil advierte que las personas rescatadas de zonas inundadas o en riesgo de sufrir deslizamientos de tierra no deben regresar a sus hogares, especialmente en la región metropolitana de Porto Alegre.

La previsión es que, incluso sin lluvias, el río se mantendrá por encima del nivel de inundación hasta la próxima semana y que el nivel no volverá a la normalidad hasta finales de mayo.


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