Los trabajadores del cementerio dicen que la profanación de tumbas se ha convertido en una «práctica común».

Los ladrones han profanado varios féretros y urnas con el fin de extraer dientes de oro, joyas y hasta huesos, que luego se venden y se usan en ritos de santería.

Para Eladio Bastida, que visita la tumba de su esposa todas las semanas, la situación es una metáfora de la crisis en Venezuela en general. «Esta es una tierra sin ley. Aquí no hay respeto por nada», dijo Bastida en este video.


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