La Sala Mendoza se mantiene como uno de los espacios fundamentales en la exhibición y registro del arte contemporáneo latinoamericano. Ubicada en uno de los edificios que integran la Universidad Metropolitana, cuenta con una sala de exposiciones y un Centro de Documentación, ubicado en la mezzanina, espacio que ha sido testigo, desde enero de este año, de encuentros entre creadores nacionales y españoles.

El ciclo Correspondencias de ultramar presenta su tercera entrega con propuestas del zuliano Armando Rosales y del catalán Pep Vidal. El primero tomó algunas obras en tránsito por la Sala Mendoza y las cubrió con una manta. “Sientes la tensión de saber qué hay detrás. El artista juega con la lógica del mercado, incluso toma el mazo de subastas y lo suspende sobre los espectadores. Aparte, nos dio instrucciones de cómo transformar el lugar. Abrimos un hueco en la pared para abrir el espacio expositivo”, explica la curadora de la muestra, Patricia Hambruno.

Pep Vidal, artista visual y Ph.D en Física, armó matrices a partir de calcomanías. “Él tiene un acercamiento hacia el arte más científico. Pero, al igual que Rosales, coloca al espectador como centro de la exposición, dependiendo de cómo te muevas en el espacio, ves la obra”, explica Hambruno, que es la mente detrás de estas correspondencias. “Hago que conversen vía e-mail o Skype y desde allí vamos formando los ejes de la creación plástica. Entre ellos hubo una aproximación de uno con el trabajo del otro; siempre se terminaban reflejando”, añade la curadora.

La exposición se presenta site-specific: los artistas componen utilizando el espacio de la sala como recurso plástico. La cuarta entrega de Correspondencias de ultramar se exhibirá en octubre y contará con la participación de la venezolana Ana Navas y de la española Cristina Mejías. Esta última aparte de exponer en la mezzanina de la Sala Mendoza, contará con una individual en el mismo centro de arte.


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